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Las bibliotecas municipales pagarán 2.000 euros de canon

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Marta Jiménez

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Juan Miguel Moreno Calderón asegura que la tasa no afectará a la adquisición de nuevas obras| La Red Municipal de Bibliotecas tendrá que pagar por un servicio que no cobra por préstamos y número de usuarios

“Cuando un diseñador proyecta un sofá y este acaba realizándose, el diseñador cobrará por su trabajo y por el derecho de su autoría, pero nada más. No seguirá cobrando un canon cada vez que alguien se siente en el sofá”. El elocuente ejemplo lo pone la responsable de programación cultural y servicios técnicos centrales de la Biblioteca Central, la de Lepanto, Ana Rivas. Para ella, el Real Decreto que entró en vigor el pasado 2 de agosto por el que las bibliotecas públicas deberán pagar una tasa en concepto de derechos de autor por el préstamo de libros -en función de las obras prestadas y el número de usuarios de la biblioteca- es “una barbaridad” porque penaliza el derecho de uso de un libro, un CD o DVD, “algo que no ocurre con otros bienes que compramos”.

Esta medida, por la que las bibliotecas tendrán que pagar por unos servicios que no cobran, responde a la transposición de una directiva europea que fue aprobada en el año 2006 y a raíz de la cual el Ministerio de Cultura, Educación y Deporte ha considerado que los servicios bibliotecarios públicos restan ingresos a los autores. “Nosotros estamos a favor de los derechos de autor”,  confiesa el director de la Biblioteca Central, Rafael Ruiz, “pero en contra de esta regulación tan injusta y opaca”. Con injusta el director se refiere a que con esta regulación “se castiga” a las bibliotecas que mejor funcionan, al poseer un mayor número de usuarios y de préstamos. Con el adjetivo opaco, señala que cualquier sociedad de gestión de los derechos de autor existentes en España -SGAE, CEDRO, VEGAP y DAMA- podrá recaudar la liquidación anual del canon de las bibliotecas sin tener en cuenta “los libros que no están sometidos a derechos de autor, las donaciones a la propia biblioteca o las obras de dominio público”.

El cálculo que la Red Municipal de Bibliotecas hace del canon que tendrá que pagar en su primera liquidación -aun no por objeto y sujeto, sino acogido a una transitoria hasta enero de 2016 según el volumen de adquisiciones- será de 1650 euros,0,16 € por cada adquisición realizada el año anterior. Pero a partir de 2016 será de 0,004 € por préstamo y 0,05 € por socio, lo que se computará en una previsión de tasa anual de en torno a 2.000 euros, el presupuesto de un año para la compra de libros de la Biblioteca de Moreras, por ejemplo. “Aunque sea la Administración local la que tenga que abonar ese canon”, prosigue Ruiz, “éste saldrá de la partida destinada a bibliotecas retrayendo ese dinero de otros usos, como nuevas adquisiciones, actividades culturales o que se quede una biblioteca sin dotar”. La norma está exenta en las bibliotecas académicas y en las escolares, pero estas últimas “no existen en los centros públicos” y es un papel que asume la Red Municipal de Bibliotecas, “de forma cotidiana, por poner un ejemplo, en Alcolea”, apuntan los técnicos.

El Teniente de Alcalde Delegado de Cultura,  Juan Miguel Moreno Calderón, afirma categóricamente que el pago del canon “no afectará a la adquisición de obra para las bibliotecas municipales”. Para el concejal, tiene prioridad “el fomento de la lectura” y aunque cree que una cantidad tan pequeña “no tendrá un gran impacto para los usuarios, ”si hay que quitar presupuesto de algún sitio“ afectará ”mínimamente“ a las actividades culturales de los centros. Preguntado por su opinión sobre la nueva norma reguladora, Moreno Calderón cree que todo lo que dificulte el acceso a la cultura ”no es deseable“, si bien, no está ”preocupado“ porque esta tasa ”no se está cargando sobre el usuario“.

La Biblioteca Central tuvo el pasado año un presupuesto de 65.00o euros para adquisición de fondos “sacado del ahorro porque llevamos 3 años con 0 euros para la compra de libros”, confiesan sus dos responsables. Con esa partida se adquirieron 6.500 ejemplares repartidos entre las 12 bibliotecas que componen la Red Municipal. Para Ruiz y Rivas “es un error considerar a las bibliotecas como entidades que perjudican económicamente a los autores”, ya que estos espacios “fomentan la industria editorial y apoyan a los autores manteniendo viva su obra y creando lectores”.

Desde que la lectura dejó de ser una actividad solo para privilegiados, los libros se convirtieron en la tabla de salvación para muchos y las bibliotecas “en lugares en los que hallar consolación”, en palabras de Alberto Manguel. Por ello, a la penuria que viven la mayoría de estos espacios que realizan la encomiable labor de prestar lecturas y películas, de ofrecer espacio de trabajo a quien no lo tiene en casa o wifi gratis para los que no pueden costeársela, “no habría que sumarle un nuevo gravamen, sino todo lo contrario”, lamentan los bibliotecarios.

Y es que a estos lugares míticos, diseñados para la aventura, pertenecen a estas alturas 35.000 cordobeses, quienes guardan como un tesoro su carnet de la biblioteca.

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