A la Biblioteca Grupo Cántico ya solo le faltan los usuarios que le den vida

La Biblioteca Grupo Cántico ya ha abierto sus puertas. Eso sí, para autoridades, personas relacionadas con el mundo de la cultura y de la Universidad, y para medios de comunicación, ya que este miércoles ha tenido lugar la inauguración de este espacio para el que ha habido que esperar 20 años desde que se hiciera el primer anuncio sobre el proyecto.

Al acto no ha faltado casi nadie, tratándose, además, de la primera visita oficial que el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, realizaba a Andalucía y quien ha calificado esta biblioteca como “un dispositivo social de igualdad y de mejora de la vida de las personas y del barrio”. Por su parte, el consejero de Cultura, Arturo Bernal, ha afirmado que se trata de la “más avanzada de España”.

En una superficie de unos 7.200 metros cuadrados, los arquitectos Ignacio Pedrosa y Ángela García de Paredes diseñaron un edificio que hoy alberga una colección de 240.000 documentos en estanterías accesibles, incluyendo el legado de Pablo García Baena y la colección bibliográfica del Grupo Cántico. La biblioteca respeta los antiguos trazados del siglo XVIII y la arboleda. Bajo una cubierta plegada con tragaluces geométricos, los interiores están organizados en dos niveles, donde la biblioteca infantil integra un muro arqueológico califal del siglo X que articula los espacios.

Este muro califal se encuentra en el sótano, acompañado de una bebeteca y una “biblioteca de madres y padres”, así como un pequeño auditorio. Este espacio también cuenta con ordenadores y en cada una de las cuatro plantas hay servicios de autopréstamo de libros. Además, una leyenda informa al usuario de la localización, dentro de la biblioteca, de restos modernos, islámico-califales, romanos, un sarcófago romano y la cimentación de la biblioteca, que es del siglo XVI.

En la planta baja, que es la que conecta con la calle, se encuentra la atención al público, una zona para lectura de prensa y revistas, otra de acceso a internet, el salón de actos denominado Carmen Guerra -exdirectora de la biblioteca provincial hasta los años 40- y la sala de estudio Ramírez de las Casas Deza, en recuerdo del historiador cordobés.

A pesar de los reproches que ha habido durante dos décadas entre todas las administraciones locales y los diferentes partidos políticos que las han presidido, en la inauguración solo ha habido buenos augurios y palabras dirigidas al futuro de esta biblioteca. El alcalde de Córdoba, José María Bellido, espera que se convierta en un edificio que la ciudadanía incorpore a su día a día, mientras que el consejero de Cultura ha asegurado que abrir una biblioteca “es la mejor noticia que podemos dar desde las instituciones”; una biblioteca “largamente esperada y anhelada”, ha apostillado. Además, Bernal ha afirmado que este “hito” es todavía mayor al llevar “el nombre del movimiento literario que desempeñó un papel crucial en la literatura”.

Por su parte, el ministro Urtasun ha emplazado a que esta biblioteca no solo sea un “dispositivo social”, sino a que se convierta “en un espacio seguro y de formación que estimule la participación ciudadana”. Sobre las últimas actuaciones de su Ministerio en la capital, se ha referido al reciente inicio de las obras de restauración de la Capilla Real de la Mezquita-Catedral, uno de los enclaves más desconocidos de todo el monumento, pero según reconoce el Gobierno en la memoria de las obras de restauración, es también uno de los más interesantes.

La Capilla Real está flanqueada, al oeste, por la capilla de Villaviciosa (lucernario califal) y al este por la de la Conversión de san Pablo. Su flanco norte mira hacia el coro de la Catedral renacentista, y el sur hacia la cúpula lateral occidental de la macsura del oratorio califal. Al exterior sobresale por encima de los tejados, a modo de lucernario, con cubierta a cuatro aguas de tejas árabes.

En la primera planta, los usuarios podrán encontrar desde literatura juvenil y cómic hasta idiomas, multicultural y lectura inclusiva. Se ha destinado otro espacio exclusivamente a música y cine, donde perderse entre cintas de todo tipo; otro dedicado a salas de trabajo y otro espacio, a departamento de servicios bibliotecarios provinciales y administración.

En la segunda y última planta, nada más subir las escaleras, los usuarios encontrarán la sala de investigadores Pablo García Baena, así como salas de reuniones, un aula de formación, una colección local custodiada y posibilidad de información y consulta de los fondos.