Arte como terapia integradora para los mayores de El Carpio
Lola Rodríguez y Miguel Romerosan comenzaron a colaborar con Scarpia hace unos cinco años. En aquel entonces, ya lo hicieron implicándose con los mayores de la localidad, para quienes, como a los más pequeños, este festival de arte siempre tiene un hueco en su programación.
Hoy, la apuesta de este matrimonio sigue siendo la misma: el arte como terapia integradora para un sector de la población que muchas veces se siente un tanto invisibilizado. A veces incomprendido, como el cuadro abstracto que no todos los ojos son capaces de escrutar. Quizá por ello, este año, Rodríguez y Romero han buscado, entre otras cuestiones, despertar la curiosidad de sus alumnos a partir del arte de Wassily Kandinsky fue uno de los iniciadores del arte abstracto del siglo XX.
“Lo que más sorprende es lo receptivos que son hacia el arte”, explica Rodríguez a este periódico sobre sus alumnos, más o menos una quincena de mujeres (y algún hombre), que han cumplido en las tres sesiones que ha dado de su taller, convenientemente titulado Desde adentro: Espiritualidad.
Convenientemente porque la edición de este año de Scarpia, la número 21 ya, vuelve a tener como eje vertebrador las artes plásticas, atendiendo especialmente al carácter espiritual del lenguaje visual. Así que la elección de la temática o de un pintor como Kandinsky parece totalmente acertada, pese a lo indescifrable que, a priori, pueda parecer su obra.
Rodríguez niega la mayor. “Están súper atentas, súper receptivas, siempre quieren saber más cosas. Y cuando les explicas el cuadro, alucinan. Pintar les gusta, pero lo que sorprende es sus ganas de saber”, señala la profe, que ha contado a sus alumnas, entre otras cuestiones, como el pintor de origen ruso planteó una visión del color con unas connotaciones totalmente espirituales, interiores, absolutas.
Esto ha sido sólo una parte de un taller concebido para que los participantes sean capaces de sacar sus “sentimientos, afectos y emociones”, y que se ha celebrado en el Centro de Participación Activa de El Carpio, donde trabaja habitualmente esta mujer con los mayores, y donde incide en los beneficios del arte a nivel cognitivo, psicomotriz o social.
“El arte como terapia que mejore su estado emocional y su bienestar general”, resume la profe, que ha trabajado estos días el concepto de espiritualidad con un grupo de personas que, inevitablemente, lo han asociado a la religión. ¿Qué les aporta la espiritualidad? Pues “seguridad, paz interior y mejor comunicación”. “Se han llegado incluso a emocionar. Alguna ha contado que se ha llegado a enfadar con dios, que es algo que no siempre se cuenta”, explica Rodríguez.
El taller, además, ha recurrido a la musicoterapia, el primer eslabón que unió a Scarpia con este matrimonio, y que este año ha trabajado la espiritualidad a partir de los villancicos. Todo muy propio de esta época del año, entre otras cosas porque las alumnas han acabado exponiendo algunas de sus obras en el Mercado Navideño celebrado en el municipio el pasado fin de semana.
Rodríguez sentencia: “Al fin y al cabo, se trata de que sientan que siguen formando parte de la sociedad. Que no sientan que están desplazadas”.
0