Anna Freixas: “No somos jóvenes y si no lo somos, somos viejas”
Anna Freixas, profesora de Psicología jubilada de la Universidad de Córdoba y escritora feminista, ha presentado su último libro, Yo, Vieja, una reivindicación frente al tratamiento que la sociedad hace sobre los mayores y sobre la vejez, cada vez más temida. Fue un profesor quien le puso en el camino haciéndole investigar sobre el tema para realizar un trabajo, pero señala que “todo lo que he aprendido ha sido de mis mujeres mayores” y “todo lo que he aprendido me ha transformado”.
Para Freixas “hay una marginación de la gente a cualquiera que está llegando a mayor”, explica. Por ello, el miedo, “porque conlleva una pérdida de poder, de credibilidad y respeto”. Sin embargo, es un problema que se está acentuando cada vez más porque la sociedad está “muy centrada en el concepto de juventud, como un valor especial”. Para aceptar los cambios que se producen en el cuerpo a medida que se cumplen años, indica, con un toque humorístico, que tenemos que rodearnos de gente amable “que nos diga lo guapa que estamos, si tenemos un marido que nos dice 'ahí tienes una arruga', eso hay que cambiarlo”, o “si la ropa te aprieta, te compras una talla más”.
La psicóloga defiende el que no se intenten cumplir esos cánones, que se acepten estos cambios, pero con el matiz de que no se vea como dejadez “que suene a que te dé la gana”. Una reivindicación, y liberación, porque las viejas también son libres y no dejan de perseguir una belleza por la edad, sino porque tienen el poder de elegir.
Otro punto de crítica de Freixas es el lenguaje, “debería ser un lenguaje que significara y no que infantilizara”, señala. Es necesario suprimir términos como abuelita o abuelito, “no somos abuelitas, somos viejas; no somos jóvenes y si no lo somos, somos viejas”. Algo que no tiene nada de malo, es más, “ser viejo es una suerte”.
Además, la autora, diferencia entre la situación de llegar a la vejez siendo hombre o mujer, ya que tienen unas “condiciones de vida de diferentes” aunque “la sociedad trata igual de mal a unos y a otros”, señala. A pesar de esto, aclara que en el caso de las féminas, “como han tenido menos acceso a la vida pública tiene una menor posibilidad de ser valorada en la vejez”.
Una situación en la que es fácil ver cómo la sociedad mira peor a una mujer que a un hombre en cuestión de edad, es cuando en una pareja, ella es la que le saca 15 años al hombre. A la inversa, si el varón es el mayor, no es mal visto, es lo normal. “Siempre ha sido así, siempre ha habido un doble estándar por el que ellos han tenido la parte ancha del embudo y nosotras las estrecha”, ha declarado Freixas. “Ya lo decía Susan Sontag, mientras los hombres maduran, las mujeres envejecen en nuestra sociedad”. Para los varones hay “un modelo para la vida pública, social, afectiva y sexual y tiene un margen más amplio que las mujeres, al menos hasta ahora”.
La vejez es algo que asusta, los achaques de la tercera edad no son bien recibidos por nadie y se contemplan con temor desde la distancia de los años. Sin embargo, no es la única etapa de la vida con aspectos negativos para la escritora, “en la adolescencia también hay momentos horribles y en la madurez también”, los aspectos negativos de la vejez son “en el sentido de que puedes tener algunas dificultades de salud o de dinero”. A pesar de esto, como también todas las etapas, tiene su lado bueno “hay aspectos en los de la vida en los que tienes más sabiduría, más capacidad para relativizar, más posibilidades de centrarte en otras cosas...”, detalla.
La escritora se muestra optimista ante el cambio: “Creo que cada vez hay más viejos y viejas activas, creo que las cosas mejoran y cambian”, asegura. Y espera que las chicas más jóvenes piensen en vivir “una vida en la que las viejas y viejos vivan bien, porque ese será mi espacio en un futuro”.
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