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La Virgen de los jóvenes

Procesión de la Inmaculada Concepción. | ÁLEX GALLEGOS

Redacción Cordópolis

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La víspera del día de la Inmaculada Concepción es ya tradicional que los jóvenes cordobeses se reúnan en torno a la Virgen María en la Mezquita Catedral. Este miércoles lo volvieron a hacer y para ello llevaron una imagen con esta advocación hasta el primer templo de la diócesis desde la parroquia de Nuestra Señora de la Paz (San Basilio).

Salía desde la iglesia del Alcázar Viejo la Virgen pasadas las siete de la tarde, ya con la noche caída sobre la ciudad. El cortejo lo abría la cruz de madera de la Delegación Diocesana de Juventud y lo componían miembros de los grupos jóvenes de las hermandades con sus correspondientes varas unos y con los banderines otros. Casi una veintena de cofradías estuvieron así representadas en el camino que llevó a la procesión por la calle San Basilio hasta salir del barrio.

La talla de la Inmaculada iba sobre un paso blanco y azul en el que la exornaban claveles blancos en dos jarras en los costeros y un friso. La iluminación corría a cargo de cuatro candelabros arbóreos dorados en las esquinas y doce piezas de candelería ascendente ante la Virgen, que iba alta sobre una peana plateada. Y si jóvenes eran quienes componían el cortejo, también eran jóvenes quienes la portaron a costal, comandados por un equipo de capataces dirigido por Eduardo Capdevila.

Nada más salir de San Basilio, y tras el Himno Nacional, comenzó a sonar Pastora de Capuchinos. Era la primera marcha de un ramillete variado que la Asociación Músico Cultural Juan Mohedo de Montoro interpretó durante la procesión, que fue en todo momento a buen ritmo, sin pausa ni parones. Con Virgen de los Estudiantes atravesó el paso el Arco de Caballerizas Reales y siguió por la calle del mismo nombre con Macarena de Abel Moreno.

Olía a incienso y muchos jóvenes y otros no tanto acompañaban a la procesión por las aceras. En la presidencia se pudo ver al delegado de Juventud del Obispado, Jesús Linares, junto a miembros de la junta de gobierno de la Agrupación de Cofradías.

Por Amador de los Ríos el paso se acercaba hasta la Mezquita Catedral donde el gentío era mayor y muchos turistas fotografiaban a la Inmaculada aprovechando el magnífico decorado que ofrecían los muros del primer templo cordobés. Con Procesión de Semana Santa en Sevilla llegó la Virgen al Triunfo de San Rafael, donde a su paso volaban palomas desde los tejados del Palacio Episcopal alteradas por la música que ofrecía la banda montoreña. Eran las ocho menos veinte de la tarde y ya se habían incorporado al público que seguía la procesión los seminaristas cordobeses, que más adelante cantaban a la Virgen.

La Estrella Sublime sonaba por Torrijos y las campanas de la Catedral repicaban cuando la Inmaculada pasaba junto a la Puerta del Perdón y se acercaba más tarde a la de Santa Catalina, por la que entró al Patio de los Naranjos. Antes justo de cruzarla sonaba en las voces de los futuros sacerdotes el canto de Bendita sea tu pureza. La levantá posterior fue dedicada a ellos y en especial a los dos seminaristas que este jueves son ordenados diáconos. Tras la levantá a pulso llegó el paso al Patio de los Naranjos, donde sonó Macarena de Cebrián, para entrar finalmente en el templo, donde esperaba el obispo para presidir la vigilia que comenzó a las 20:30 horas cantada por el coro de la Delegación Diocesana de Juventud.

Seguía así una noche preciosa junto a la Virgen de la que este jueves se celebra el dogma de su Inmaculada Concepción y que en torno a las diez dejaba de nuevo el templo para volver a San Basilio junto a los jóvenes que en la tarde noche del miércoles le pidieron protección.

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