La “valentía” de peatonalizar la calle Cruz Conde tiene premio
“Fuimos valientes”. Cinco años después de las obras, el exalcalde de Córdoba Andrés Ocaña ha paseado por la calle Cruz Conde. Invitado por la alcaldesa, Isabel Ambrosio, ha asistido al descubrimiento de la placa del premio Jean Paul L'Allier, que se entrega a las ciudades patrimonio de la Humanidad por ejecutar una obra que reconozca estos valores universales. “Tuvimos la oportunidad de peatonalizar y se tomó la decisión después de muchas reticencias y también de mucha reflexión”, recordó Ocaña, que acompañó a Ambrosio, a los arquitectos que diseñaron el proyecto (Rosa Lara y Pedro Caro), a los técnicos de la Gerencia que participaron y hasta a la empresa constructora que ejecutó la obra.
“La ciudad ha ganado”, sostuvo Ocaña. “Este es un ejemplo transformador de la ciudad”, recordó la alcaldesa, Isabel Ambrosio, quien insistió en que la ejecución de las obras fue modélica al “apostar por el patrimonio” y en un diseño en el que se refleja el pasado de la zona, con el reflejo de las antiguas calles que cruzaban el entorno, desde el foro romano hasta principios del siglo XX, cuando se trazó la nueva calle. “Es una mirada al pasado y al futuro”, detalló la regidora.
El premio Jean Paul L’Allier es uno de los más prestigiosos, ya que solo se concede a obras desarrolladas en ciudades que son patrimonio de la Humanidad declaradas por la Unesco. Al acto ha asistido también el secretario general de la Organización de Ciudades Patrimonio Mundial (OCPM), Denis Ricard, que insistió en que el proyecto de reforma de la calle Cruz Conde fue “muy especial”. El jurado, aseguró, valoró la conjugación de los aspectos patromolianes, comerciales y de movilidad, e insistió en que la ejecución de la peatonalización de esta vía es “un modelo” que demuestra que “esta ciudad tiene mucho interés por su patrimonio”.
Las obras, que acabaron en marzo del año 2011, fueron financiadas con fondos del Proteja, el plan de obras públicas de la Junta de Andalucía impulsado a imagen y semejanza del Plan E, que impulsó el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. En total, se invirtieron 1,77 millones de euros para la reforma total de una calle que se hizo en un tiempo récord: seis meses.
Las obras consistieron en la construcción de dos amplios acerados (de 4,5 metros de anchura cada uno) y una calzada central en plataforma única de 3,60 metros de anchura. En principio, la calle se diseñó para que pasara tráfico autorizado por la calzada central. No obstante, finalmente el Ayuntamiento decidió peatonalizar totalmente la calle.
El pavimento se construyó con losas de granito de diferentes colores y texturas que dibujan la huella de la antigua trama urbana previa a la alineación de la calle Cruz Conde, consiguiendo un diseño contemporáneo de un profundo significado histórico. Enriquece aún más la propuesta el trazado de la huella de las galerías del Foro Romano, del que se dispone información, y que también quedaron impresas en la solería. Para enfatizar el dibujo de las distintas huellas se utilizaron como recurso unas piezas especiales de latón que añadieron brillo al solado.
El mobiliario urbano con el que se dotó la calle sigue las características del colocado en el resto del conjunto histórico de Córdoba, un mobiliario moderno y de calidad. Se incorporaron además elementos singulares, algunos con juegos de agua, para informar acerca del carácter histórico y cultural de la intervención.
Este premio se otorga cada dos años por la Organización de las Ciudades del Patrimonio Mundial (OCPM) a una ciudad miembro en regla de la OCPM que se haya distinguido por una realización con miras a la conservación, valorización o gestión de un bien inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial situado en su territorio.
Varsovia (Polonia), la ciudad de Túnez o Cuenca (Ecuador) han sido las otras tres ciudades que han logrado este prestigioso premio internacional, en las tres ediciones anteriores. El premio Jean Paul L’Allier se puso en marcha en el año 2009.
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