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ENTREVISTA

Vuelve a España el descubridor de exoplanetas: “Quiero devolver todo lo que he recibido”

El astrofísico cordobés Rafael Luque, en una imagen de archivo

Juan Velasco

14 de julio de 2024 20:20 h

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Rafael Luque se ríe cuando se le comenta que quizá le sea más fácil encontrar un nuevo exoplaneta habitable que un piso asequible en el centro de Granada. “Eso es algo de lo que estoy encantado de tener que preocuparme”, dice este astrofísico nacido en Priego de Córdoba, y que tiene uno de los currículum más potentes que ha dado la ciencia española en los últimos años.

Al fin y al cabo, pocos investigadores logran con menos de 30 años reflotar un campo que estaba prácticamente olvidado, hasta ponerlo en el centro de algunos de los trabajos más importantes de su campo. Luque lo hizo hace dos años, cuando publicó un importante trabajo centrado en los subneptunos, planetas que tienen un tamaño que está entre el de la Tierra y Neptuno y que pueden albergar grandes cantidades de agua, con composiciones de hasta un 50% roca y un 50% agua.

Cuando Luque se centró en este campo, esa teoría prácticamente estaba enterrada. Hoy, acapara ayudas públicas. “La verdad es que ese trabajo ha tenido mucho calado en la comunidad y ha habido un incremento impresionante del número de investigaciones y de propuestas de telescopios que se están haciendo para demostrar la existencia de estos mundos acuáticos”, reconoce el científico cordobés, que tampoco es que los haya aparcado ni mucho menos.

De hecho, para cuando se produce esta conversación telefónica, Luque ya tiene a punto de caramelo su nuevo proyecto, centrado en expandir su conocimiento sobre este campo. La noticia, en cualquier caso, no es esa. La noticia es que Rafael está a punto de volver a España. Y esta vez, de forma definitiva, tras haber obtenido una de las becas Ramón y Cajal que otorga el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.

No es inminente, se apresura a aclarar Luque, que no tiene previsto mudarse hasta el verano de 2025 con su familia a Granada, la ciudad donde estudió. “Para nosotros se ha convertido en un hogar”, dice desde Priego de Córdoba, su pueblo, en mitad de las Sierras Subbéticas, una localidad que es la antítesis de la urbe en la que lleva viviendo desde hace varios años, una Chicago que es mucho más que lo que aparece en las películas y las series de televisión. Fue en esa ciudad donde presentó hace unos meses un éxitoso trabajo, que revelaba el descubrimiento de un extraño sistema estelar con seis exoplanetas cuya configuración orbital se ha mantenido prácticamente inalterado desde su formación, hace millones de años.

He dedicado meses a buscar la manera que yo quería de volver, que era liderando una investigación de forma independiente

Frente a ese “reloj en mitad del cosmos”, como él mismo lo definió, y que comenzó a estudiar durante el estado de alarma pandémico. Le toca cambiar de aires. Y no ha sido algo sencillo. “No es que se me haya puesto sobre la mesa volver, ni nada de eso. Es más, yo he dedicado meses a buscar la manera que yo quería de volver, que era liderando una investigación de forma independiente”, explica de entrada, desmontando la idea de que hubiera sido una universidad o centro español el que hubiera ido con un talonario a ficharlo para relanzar a España en la carrera por el conocimiento del cosmos.

“También es cierto que yo solo quería volverme con una cierta expectativa de seguridad y de estabilidad, porque yo ya igualmente tenía un contrato de becas postdoctorales allí en Estados Unidos, lo que ocurre es que son temporales. Entonces, por eso me he ido a los contratos Ramón y Cajal y a una beca de investigación de la Unión Europea, porque esto son cinco años y un millón y medio de euros de financiación. Y, cuando ese tipo de financiación tan grande viene a España, a quien la consigue normalmente se le abre una plaza”, detalla Luque, que comenzó a aplicar para estos y otros proyectos en octubre del año pasado.

PREGUNTA. ¿Es posible que aplicar para este tipo de contratos sea más agotador que buscar planetas habitables?

RESPUESTA. Lo cierto es que no he podido hacer mucha ciencia en este último año, porque he estado muy enfocado en escribir los proyectos para volver. Han sido casi cuatro meses prácticamente escribiendo el mismo proyecto una vez y otra vez. Y escribiendo tu currículum una vez y otra vez, en diferentes formatos. Entonces sí que tiene esa parte dura. Y también porque, no sé, cuando mandas una de estas propuestas, hasta que te contestan pasan seis meses. Eso es como cortar con tu novia. Hay un vacío, una cosa que no sabes cómo afrontar.

P. ¿En qué se diferencia esta vez de las otras veces que tú ya has estado fuera y has retornado?

R. Pues principalmente en qué es la última. Es la que de verdad sabes que ya no te tienes que volver de aquí si no quieres. En el que tú puedes ya hacer planes de decir: pues mira, me voy a buscar una casa. En el que tú dices: pues mira, ahora cuando me vaya de viaje, sé que son seis meses o tres meses o un año, pero es bajo tus propios términos,. Entonces es una sensación de ahora yo puedo hacer mis planes a largo plazo.

Parece sencillo, porque Luque lo cuenta con sencillez. Pero el planeta está lleno de científicos españoles que no ven factible volver a España, ni en términos económicos ni en términos laborales -que suelen ser sinónimos-, y deciden aparcar ese anhelo. Para este cordobés, que sólo tiene 31 años, el puente de Einstein-Rosen le ha llevado de vuelta a sus raíces. Va a volver a retomar la vida que vivió en su infancia, adolescencia y durante la universidad, y que abandonó cuando comenzó a crecer profesionalmente. Porque ese crecimiento siempre lo ha llevado fuera de España.

Todos los indicadores de cualquier cosa que mires en Estados Unidos han mejorado con Biden

P. ¿A qué vas a renunciar por volver a España?

R. La renuncia hubiera sido probablemente quedarnos en Estados Unidos. Yo ahora mismo tengo un contrato postdoctoral de la NASA. Se llaman Hubble Fellowship Program. Ese es un programa bastante competitivo y la gente que normalmente consigue eso, consigue hacerse profesor en la universidad americana al año o a los dos años. Entonces, renuncia un poco a eso. A la oportunidad de ser profesor fijo en sitios como el Caltech (Instituto de Tecnología de California), Harvard, el MIT (Instituto de Tecnología de Massachusetts), la NASA o el Space Telescope. Y bueno, también que pagan muy bien y tienen acceso a mucha financiación.

P. ¿Y económicamente, ganas o pierdes?

R. Mucho, se pierde mucho. Pero bueno, no pasa nada. Sobre todo, porque tendría la posibilidad de consenguir en un par de años un plaza en Estados Unidos. Y claro, ahí ya sí hay un salto económico. Pero no sé, el sistema americano está hecho de una forma que cuanto más ganas, más gastas.

P. Y tampoco vas a tener que sufrir el posible retorno de Donald Trump.

R. Sí, sí, eso parece que no, pero también un factor importante. No es el más importante. Nosotros no vamos a decidir nuestra vida en torno a la política de Estados Unidos, pero viendo cómo está el panorama, te lo piensas dos veces antes de quedarte. Porque yo sé que Biden no ha tenido casi ningún impacto a nivel de prensa de las cosas que ha hecho, pero prácticamente todos los indicadores de cualquier cosa que mires en Estados Unidos han mejorado. Es cierto que la situación ahora es bastante paupérrima por la cosa de que se está eligiendo entre Guatemala y Guatepeor, porque Biden está muy senil, y porque va a estar complicado que el Partido Demócrata encuentre algún sustituto a estas alturas. Ni siquiera Michelle Obama.

En Chicago, Luque vivía a un par de bloques de los Obama. Recuerda que hace poco murió la madre de la antigua Primera Dama y que se cortó la manzana entera por la visita de la pareja. Luque y los Obama viven en el South side, aunque el cordobés está instalado dentro una especie de isla urbanística dedicada a la población universitaria. Eso ha hecho que, en su periplo estadounidense, no haya tenido esa sensación de peligro que va asociada con el sur de Chicago.

“También porque no miramos las noticias todos los días. Si mirásemos las noticias nos daría más cosa”, reconoce el investigador, que, en su charla, prefiere centrarse en todos los aspectos positivos que ha aportado a su familia una ciudad como Chicago, llena de estímulos culturales y posibilidades de prosperidad para familias acomodadas.

Yo sigo siendo un observador

Una ciudad que pronto será pasado. El futuro de su familia está en Granada, donde empezará un nuevo proyecto de investigación basado en la idea de que hay una clase de exoplanetas nuevas que no conocemos, que no existen en el sistema solar, estos potencialmente mundos acuáticos, que podrían ser los más comunes en la galaxia en otras estrellas.

“Parece que estos mundos podrían existir en torno a estrellas que son menos masivas que el Sol, las estrellas de tipo M. Hay alguna evidencia, ahora los últimos resultados del telescopio James Webb, alguna gente parece estar más convencida de que el resultado que presentamos hace dos años es algo robusto y que se ha confirmado con observaciones nuevas”, cuenta Luque. Se le cita, al caso, el último hallazgo en torno al planeta LHS1140b.

P. Es curioso, lo vi hace un par de días o tres en esta última investigación y me acordé perfectamente de tu trabajo previo.

R. Sí, esas investigaciones se han motivado todas por el resultado que presentamos hace dos años. Así que creo que eso ha sido también un poco lo que a mí me ha hecho conseguir ahora este tipo de beca. El poder demostrar que hace dos años dimos con un resultado que ha cambiado un poco el panorama de cómo se piensa sobre este tipo de planetas a nivel de toda la comunidad. La verdad es que ha sido el resultado más importante de mi carrera. Yo sé que ese resultado no tiene una repercusión mediática porque no es el descubrimiento de un planeta o algo así, pero sí es realmente el resultado más importante o por el que yo soy más conocido dentro del campo.

P. Pero los titulares te lo dieron los otros dos descubrimientos.

R. A ver, al final yo sigo siendo un observador. Eso es lo que yo quiero contribuir al campo, observaciones de la mejor calidad posible de este tipo de planetas para intentar contrastar los modelos. Yo no sé hacer los modelos, pero sí ofrecerlo a la comunidad ,que estén ahí para que se puedan hacer estas comparaciones.

P. ¿Tienes ya más o menos calculado de cuánta gente vas a necesitar para llevar adelante este proyecto?

R. Si el proyecto se aprueba tal y como se ha propuesto, la idea sería tener un postdoc durante tres años para la parte de la atmósfera del James Webb y tener dos estudiantes de doctorado cada uno de cuatro años, uno para la parte más de las medidas de masa y radio y otro para la parte de estadística. Sería un grupo de tres personas, eso solo con esta financiación.

P. ¿Y devolverá el liderazgo de la astronomía a Al-Andalus?

R. Sí, ese siempre ha sido el objetivo. Yo no he cambiado mi visión a largo plazo nunca, yo siempre he querido volver, pagar mis impuestos aquí, devolver lo que yo he recibido. Yo soy hijo del sistema público de educación español, he conseguido prácticamente todas las becas que han sacado, porque he tenido que pedir a todo lo que se sacaba, porque esa para mí era la única manera de poder estudiar. Y yo quiero devolver eso y construir, desarrollar una línea de investigación o impulsar un instituto en Granada que tenga experiencia en el estudio de los exoplanetas, que creo que es algo que vamos a hacer durante los próximos por lo menos 30 o 40 años.

P. ¿Podremos entonces mudarnos a un planeta habitable desde Granada?

R. Eso sería ideal. Eso no va a pasar, yo creo que dentro de nuestra vida. Lo que tenemos que tener las personas que trabajamos en ello es una responsabilidad para con el público, de no comunicar nuestros resultados en una forma que pudiese ser malinterpretable. Creo que no podemos ir más allá. Cuando estemos seguros de verdad, tendremos que presentar los resultados de una manera en la que podamos decir, hemos detectado esto, esto se podría formar por este mecanismo, también se podría formar por este otro y este otro, y podemos interpretarlo. Pero una confirmación inequívoca en los próximos cinco o diez años va a ser difícil... Pero en 20 o 30, quizás.

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