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¿Cómo ventilar espacios interiores en establecimientos de hostelería?

Una camarera sirve una cerveza

Redacción Cordópolis

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La Consejería de Salud y Familias, a través de la Dirección General de Salud Pública y Ordenación Farmacéutica, ha elaborado la ‘Guía de buenas prácticas para la ventilación de espacios interiores de establecimientos de hostelería y ocio’. Con esta guía, se pretende ayudar a los titulares de estos establecimientos a mejorar la ventilación de sus espacios interiores, una actuación importante y necesaria para reducir las posibilidades de transmisión del Covid-19.

Cuando hablamos de ventilación, nos referimos a la sustitución del aire existente en espacio por aire procedente del exterior, en definitiva, a la renovación del aire interior con aire exterior limpio. Mientras más se renueve el aire interior en los establecimientos, menor concentración de aerosoles contaminados habrá y, en consecuencia, menor posibilidad de transmisión del virus.

En resumen, la ventilación busca una renovación del aire para garantizar una buena calidad del mismo, diluyendo las partículas suspendidas. Al ventilar los espacios interiores, se diluyen los aerosoles potencialmente infecciosos y se reduce el riesgo de contagio por el virus SARS-CoV-2.

En cualquier caso, esta buena ventilación no debe sustituir, sino complementar, al resto de medidas de prevención: el uso de mascarillas por las personas trabajadoras y clientes (salvo en los momentos necesarios para la consumición); la distancia entre los grupos; las medidas de limpieza y desinfección; así como mantener un nivel de ruido de fondo bajo que no obligue a elevar la voz a los clientes.

La guía, entre las prioridades que establece, recomienda que los establecimientos den preferencia al uso de espacios exteriores no cerrados, como las terrazas, cuando sea posible; en los interiores debe priorizarse una ventilación adecuada sobre el confort térmico; debe haber ventilación natural, especialmente ventilación cruzada, y es preferible, en lugar de abrir totalmente una ventana, repartir la misma apertura entre el mayor número de puntos; finalmente, si las condiciones meteorológicas lo permiten, las puertas y ventanas permanecerán abiertas total o parcialmente durante el máximo tiempo posible.

Por otro lado, hay que seguir los siguientes pasos para lograr que los establecimientos tengan una ventilación adecuada: identificar el tipo de ventilación disponible en cada estancia del establecimiento (natural, mecánica o combinación de ambas); comprobar mediante mediciones si es suficiente para alcanzar los valores recomendados; si fuera necesario, introducir ajustes y comprobar que estos garanticen las renovaciones de aire recomendados; elaborar unas instrucciones de ventilación para el personal que trabaja en el establecimiento; y hacer comprobaciones periódicas.

Para saber si la ventilación natural del establecimiento es adecuada, hay que medir la concentración de CO2 en las estancias, realizándose mediciones de forma periódica, por ejemplo, en los diferentes turnos de comidas y con diferentes niveles de ocupación si se trata de un restaurante. Es importante mantener estas mediciones de forma rutinaria durante una o dos semanas, para asegurarse que se está consiguiendo el objetivo deseado.

En cuanto a la ventilación mecánica, por su parte, también se puede comprobar con un medidor de CO2, que también es recomendable su uso cuando se combina la ventilación natural con la ventilación mecánica. En el caso del uso de ventilación mecánica, es necesario revisar su funcionamiento para conseguir la ventilación adecuada deseada, recomendándose en cualquier caso mantener unas pautas de ventilación natural periódicas.

Equipos purificadores con filtros HEPA

Según la guía, la ventilación con purificadores de aire con filtros HEPA se recomienda como una última opción, dándole siempre prioridad a la ventilación natural o, en su caso, mecánica. Se trata de unidades portátiles que recogen aire en la estancia, lo hacen pasar por un filtro que retiene partículas y, una vez filtrado, lo vuelve a introducir en la sala.

La vida útil de estos filtros es limitada, debiendo ser reemplazados cuando pierden su eficacia o alcanzan la pérdida de carga final recomendada. Además, deberán ubicarse adecuadamente, ya que por su limitada área de influencia no llega a todos los rincones. La verificación de su eficacia final es difícil de llevar a cabo por el usuario final, por lo que se recomienda el asesoramiento por personal técnico cualificado.

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