Las plantas perennes entre almendros que ayudan a mitigar el cambio climático
El equipo del proyecto Diverfarming de la Universidad de Córdoba está analizado los efectos en el ciclo de carbono de la introducción de cultivos en un sistema de almendros en secano y otro de mandarinos en regadío y muestra que la introducción de plantas perennes entre almendros en secano ayuda a mitigar el cambio climático.
Según ha indicado Diverfarming en una nota, la agricultura y el cambio de uso de la tierra producen el 23 por ciento del total de las emisiones de gases de efecto invernadero de origen antropogénico. Además, la expansión e intensificación de la agricultura se consideran factores determinantes en la pérdida y degradación del suelo al acelerar las tasas de erosión y favorecer la pérdida de materia orgánica y nutrientes.
Las prácticas de agricultura sostenible más usadas para mantener y restaurar el carbono orgánico en suelos empobrecidos son la reducción de la labranza, el uso de cubiertas vegetales y la aplicación de compost o estiércol. Un equipo del proyecto europeo Diverfarming ha analizado el potencial de la diversificación en cultivos leñosos (almendro y mandarino), determinando que la introducción de plantas perennes como tomillo y alcaparra en almendros de secano mitiga el cambio climático a través del aumento del secuestro de carbono del suelo.
El equipo de investigadores ha evaluado el efecto a corto plazo de la diversificación de cultivos sobre el balance de carbono del suelo de un sistema de cultivos leñosos de secano y de regadío en condiciones mediterráneas semiáridas.
Concretamente, han cuantificado las ganancias y pérdidas de carbono del suelo para estimar el balance y han evaluaron los impactos de la diversificación de cultivos sobre los principales componentes que afectan el balance de carbono en dos casos de estudio del proyecto Diverfarming situados en Murcia.
Los cultivos evaluados fueron almendros orgánicos en secano y mandarinos en regadío. En 2018 se introdujeron cultivos perennes como alcaparras y tomillo en las calles de los almendros, mientras que en las calles de los mandarinos se incorporaron cultivos anuales en rotación: mezcla de cebada y veza y habas. Durante dos años se monitorizaron las emisiones de CO2 a la atmósfera procedentes del suelo, las pérdidas de carbono por erosión y las ganancias de carbono al sistema por el crecimiento de la vegetación.
La diversificación de cultivos afectó al balance de carbono (ganancias y pérdidas) a corto plazo. Si bien en el cultivo de mandarinos en regadío diversificado con plantas anuales no mejoró este balance. La introducción de especies perennes en los almendros de secano sí lo hizo (reduciendo las pérdidas de carbono entre un 65 y un 73%).
El potencial de los cultivos intercalados con plantas perennes en sistemas leñosos para mitigar el cambio climático a través del secuestro de carbono del suelo podría aumentar a largo plazo, una vez los nuevos cultivos se desarrollan por completo y se estabilizan.
La investigación ha sido llevada a cabo por los profesionales del Cebas-CSIC María Martínez-Mena, Carolina Boix-Fayos, Efraín Carrillo, María Almagro y Elvira Díaz, junto con los investigadores de la Universidad Politécnica de Cartagena Raúl Zornoza, Virginia Sánchez, José Antonio Acosta y Silvia Martínez,
0