Montilla-Moriles homenajea a Edgar Allan Poe y al vino amontillado como señuelo
“Lucresi es incapaz de distinguir entre amontillado y jerez”, dice en un momento dado el personaje principal de El barril amontillado, uno de los relatos más célebres (al menos en Córdoba, por razones obvias) del escritor estadounidense Edgar Allan Poe, fallecido hoy hace 172 años.
Desde luego, nadie pone en duda que el propio autor, consumado bebedor, conocía bien la diferencia entre un amontillado y un jerez, pero también que sabía que distinguir el primero era cosa de paladares consumados. Este sabor poco habitual (sobre todo a mediados del siglo XIX) le sirvió de base para escribir un relato de venganza en el que el vino de Montilla es, básicamente, un señuelo con el que atraer a una víctima. Dándole en donde más le duele, en su vanidad.
Este relato se publicó por primera vez en noviembre de 1846 dentro de una revista que se llamaba Godey’s Lady’s Book, y con posterioridad, ha inspirado a otros autores como Alan Parsons, Ray Bradbury o Chicho Ibáñez Serrador, que han reinterpreado, desde la música, la literatura o el cine, la obra del escritor de Baltimore.
Un escritor que, desde este jueves, cuenta con una placa homenaje en el Restaurante Bodegas Campos de Córdoba, un sencillo obsequio de la ciudad que se enmarca dentro de los actos organizados por el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida Montilla-Moriles con motivo del Cata & Tapas Festival 2021.
La vinculación de la marca con El barril de amontillado y con Edgar Allan Poe viene de lejos. El año pasado ya se le rindió un homenaje literario y este año se ha buscado otorgarle un lugar de honor junto a unas bodegas que bien podrían ser escenario de una película sobre la venganza de Montresor contra Fortunato.
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