Investigadores cordobeses usan residuos para desarrollar una nanocelulosa que sustituye al plástico
El proyecto Boocell, un consorcio de investigación que coordina la Universidad de Córdoba (UCO) a través del investigador Luis Serrano, del Departamento de Química Inorgánica e Ingeniería Química y del Grupo Biopren, ha llegado a su fin tras cuatro años de trabajo demostrando que es posible desarrollar productos sostenibles con residuos, en ámbitos de negocio muy diferentes entre sí y cumpliendo con los requerimientos que actualmente exige la normativa para reducir el uso de plásticos.
Así, según ha informado la UCO en una nota, gracias al proyecto, la lucha contra el plástico tiene un nuevo aliado: nanocelulosa como alternativa creada a partir de residuos agrícolas. Se trata de un material compuesto de microfibras provenientes de plantas o bacterias y que se ha convertido en una de las mejores alternativas al plástico gracias a sus características, de origen vegetal y bacteriana a partir de trigo, en grandes cantidades y con una producción energética y medioambientalmente favorable.
En concreto, la nanocelulosa la han empleado en la fabricación de microcápsulas, pequeños cuerpos esféricos integrados en multitud de productos diarios, como cremas, champús o detergentes, y cuya principal utilidad es preservar el compuesto que envuelven y liberarlo de forma gradual.
Esa nanocelulosa en forma de microcápsulas la han aplicado en campos tan diferentes como los biofertilizantes y la cosmética. De esta forma, la nanocelulosa aplicada a los biofertilizantes ha permitido mantener la vida útil de estos productos durante un largo período de tiempo sin necesidad de refrigeración.
Además, gracias a la protección y estabilidad que ofrece el encapsulado, la combinación de los bioestimulantes (microorganismos y enzimas) con otros insumos agrícolas, como los fertilizantes minerales, es más versátil. El resultado es un producto combinado que mantiene su estabilidad física y biológica al no aportarse humedad y al encontrase el bioestimulante protegido en las microcápsulas de celulosa.
Todo esto ha permitido desarrollar fertilizantes avanzados con una acción dual sobre el cultivo. Por un lado, aportan los nutrientes necesarios para el desarrollo y el crecimiento de las plantas y, por otro, mejoran procesos que se producen de forma natural en las plantas y que están dirigidos, entre otras cosas, a mejorar la eficiencia en el uso de esos nutrientes gracias a la acción del bioestimulante.
Con respecto a los productos cosméticos, el equipo del proyecto Boocell ha desarrollado un suavizante para la ropa y un desodorante en roll-on. Aunque las fragancias desarrolladas para el suavizante no lograron resultados similares a los que existen actualmente en el mercado, una de las fragancias desarrolladas para roll-on sí mostró unos resultados prometedores.
Además, el equipo de trabajo ha fabricado unas películas biodegradables y compostables para su uso como 'mulching' o acolchado, una práctica agrícola que consiste en cubrir el suelo con un material orgánico con la finalidad de protegerlo y fertilizarlo. El film desarrollado presentó buenas propiedades mecánicas y era impermeable al paso de oxígeno y al vapor de agua. Futuros estudios comprobarán la calidad del compost resultante y la medida de la contaminación del suelo tras su desintegración natural.
Según ha explicado el investigador Luis Serrano, “el proyecto Boocell ha servido, además de para obtener resultados científicos de relevancia para diferentes sectores industriales como cosmética, fertilizantes y fabricación de plásticos, como punto de encuentro entre empresas (EMSA, Fertiberia), organismos de investigación (CSIC, UCO) y centros de investigación (Itene)”.
Como punto de finalización, el proyecto celebró los pasados 12 y 13 de noviembre unas jornadas con empresas y grupos de investigación en las que se presentaron dos proyectos europeos liderados por la UCO: Biomedpack, que busca desarrollar envases y embalajes sostenibles a partir de residuos agroalimentarios, y Durinnpack, que estudiará cubiertas comestibles para garantizar la durabilidad postcosecha.
En la reunión, además de presentar los resultados del proyecto, tres empresas situadas en Rabanales 21 (Secalflor, Secran Consultores y Olbio) presentaron sus avances en diferentes sectores sinérgicos con el proyecto Boocell.
El proyecto, denominado 'Boocell: Favoreciendo el uso de nanocelulosa para el desarrollo de nuevos materiales sostenibles para aplicaciones en cosmética, biofertilizantes y bioplásticos', pertenece a la Convocatoria 'Proyectos Líneas Estratégicas 2021' (PLEC2021-008210) en colaboración público-privada y cuenta con la financiación del Ministerio de Ciencia e Innovación, Unión Europea-Next Generation EU, Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia y Agencia Estatal de Investigación. Junto a la UCO, han participado como socios EMSA S.A., Grupo Fertiberia, Itene y la Estación Experimental Zaidín-CSIC.
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