El hospital de agudos junto a la Mezquita de Córdoba que se convirtió en fábrica de pensamiento crítico
La Facultad de Filosofía y Letras ha celebrado este martes un acto para presentar la conmemoración del tercer centenario del histórico Hospital del Cardenal Salazar, y que ha servido para contar algunos datos de la historia de este edificio, ubicado a pocos metros de la histórica Mezquita-Catedral de Córdoba, y que, tras ser un hospital de agudos y enfermos crónicos, se convirtió, en los años 70 del pasado siglo, en un centro de carácter universitario, en la línea que siempre quiso su fundador.
El acto ha contado con la asistencia de Manuel Torralbo Rodríguez, rector de la Universidad de Córdoba; Ricardo Córdoba de la Llave, decano de la Facultad de Filosofía y Letras; y Soledad Gómez Navarro, en representación del comité encargado de los trabajos. Minutos antes del mismo, el decano destacaba el valor patrimonial del edificio y su importancia en la memoria colectiva de Córdoba.
Fundado hace 300 años con la idea de ser un centro escolar para monaguillos y huérfanos, la gran epidemia de peste del siglo XVIII empuja replantear el proyecto en un hospital. Se inaugura en 1724, por lo que ha sido testigo de la evolución de la ciudad y de su propio rol en la comunidad, pasando de ser un lugar de sanación física a un espacio de cultivo de pensamiento crítico y formación humanística, que es lo que es hoy en día.
“Para una generación como la de mis padres, esto era fundamentalmente un hospital, no un centro educativo”, afirma. Hasta principios de los años setenta, el edificio funcionaba como hospital, y en aquellos años acogía no solo a enfermos, sino también a personas necesitadas. Fue a partir de esa década cuando empezó su transformación en centro educativo, primero como colegio universitario y luego, en 1974, como facultad universitaria oficial.
Un hospicio para pobres y prostitutas
La historia del hospital está entrelazada con el propio desarrollo de la ciudad. Fernando Gómez Luna, que ha dirigido un vídeo conmemorativo encargado por la Universidad y bajo la coordinación de María Ángeles Jordano y Soledad Gómez Navarro, recordaba que el centro acogía a personas marginadas, pobres y prostitutas, brindándoles refugio y asistencia. “Fue creado para dar un servicio a la sociedad”, comenta Gómez Luna, resaltando la función social del edificio más allá de su rol hospitalario.
En la actualidad, la Facultad de Filosofía y Letras cuenta con casi 2.000 estudiantes, y se ha convertido en un símbolo del pensamiento crítico en la ciudad. Ricardo Córdoba de la Llave señala que los estudios humanísticos aquí impartidos contribuyen a formar ciudadanos conscientes y críticos, capaces de cuestionar y entender la realidad social en profundidad. La formación en historia, arte, literatura y filosofía permite, en palabras del decano, que los estudiantes “no se dejen engañar fácilmente” y desarrollen una mentalidad crítica.
El espíritu crítico y contestatario ha sido una constante a lo largo de los años. “Siempre hemos sido un centro puntero en reivindicaciones, sobre todo en determinadas épocas”, dice Córdoba de la Llave, que añade que la formación humanística impulsa a los jóvenes a poner en duda convenciones y a desarrollar una sensibilidad crítica que, en palabras del decano, es fundamental en la sociedad actual.
El primer centro de humanidades en una ciudad de filósofos y poetas
La conexión entre la Facultad y la tradición intelectual de Córdoba es profunda. La ciudad, que fue cuna de grandes filósofos y literatos en la época andalusí o romana, carecía, hasta la fundación de esta facultad, de un espacio donde sus habitantes pudieran formarse en humanidades. Este aniversario, según Córdoba de la Llave, es una ocasión para celebrar que desde 1971 los cordobeses tienen la posibilidad de cursar estudios humanísticos en su propia ciudad, algo que antes solo era posible viajando a Sevilla.
El legado cultural de este edificio es también significativo, ya que el hospital estaba concebido como una escuela para niños cantores. Para Gómez Luna, esto ha contribuido a que el edificio, además de ser un lugar de asistencia, se haya convertido en un símbolo cultural para Córdoba.
Para celebrar el tricentenario, la Facultad ha realizado un documental que combina material de archivo y nuevas filmaciones del edificio, incluyendo tomas aéreas realizadas con drones. Gómez Luna, quien estuvo a cargo de la producción, comenta que el documental ofrece una perspectiva única sobre el valor arquitectónico y la riqueza histórica del hospital. “Es curioso que en este mismo lugar donde se vivían tantas tragedias ahora se gesten ideas y conocimientos”, reflexiona al respecto.
La celebración del aniversario incluye también un proyecto impulsado por el Consejo Social de la Universidad, que busca recopilar y honrar a antiguos alumnos que han dejado una huella en la sociedad cordobesa. Entre los exalumnos de la facultad se encuentran figuras destacadas en el ámbito académico, político y cultural. Personalidades como José Naranjo o Enrique Aguilar, pero también políticos en activo como Gabriel Duque, hoy Diputado de Cultura en la Diputación de Córdoba, y José Manuel Gómez Jurado, parlamentario andaluz de Podemos, ilustran cómo esta facultad ha contribuido a formar líderes y ciudadanos comprometidos con su comunidad.
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