Forco y Aurarico: el nombre de los cordobeses más antiguos de los que se tiene noticia
El hallazgo del hueso de un elefante junto al actual Hospital Provincial de Córdoba ha vuelto a poner de relieve la importancia histórica de Córdoba antes incluso de la llegada de los romanos. En un reciente estudio, el profesor Antonio Monterroso sostuvo gracias a esta investigación y a otras anteriores el papel fundamental de Córdoba en Tartesos. Antes incluso de la fundación de la ciudad romana de Corduba ya existía otra anterior, enfrente, en la Colina de los Quemados. Y quizás, y a las fuentes habrá que remitirse, tenía una enorme importancia para su época.
A falta de estudios posteriores, han surgido hipótesis de todo tipo relacionadas con un pequeño pero gran hueso de la pata de un elefante en una zona donde también han aparecido 17 bolaños que probablemente formaban parte de un conjunto bélico de catapultas. Una especie de tanque de la época, una combinación de fuerza bruta y el miedo que podía generar la presencia de elefantes en el enemigo. ¿Y quién es el guerrero de la antigüedad mejor conocido por el uso de elefantes en la guerra? Efectivamente, Aníbal.
La mayor parte de los estudios de las llamadas guerras púnicas, las que enfrentaron a cartagineses y romanos en el siglo III antes de Cristo (con la casi derrota de Roma pero con su épica victoria al final) se basan en los poemas de C. Silio Itálico. Su libro de poemas se llama Púnicas y en el mismo tiene una cita en la que pone nombre a los que son, hasta ahora, los cordobeses más antiguos de los que se tiene noticia: Forco y Aurarico.
En su libro III, Silio Itálico está enumerando el grueso de las tropas hispanas que acompañan a Aníbal en su batalla. Durante la segunda guerra púnica, todo el sur y el este de la Península Ibérica estaba dominado por Cartago. Aún quedaban entre 40 y 50 años para que, presuntamente, Claudio Marcelo fundara la Corduba romana, trazando un campamento militar enfrente de la ciudad tartésica de la Colina de los Quemados. Y es de ahí de dónde Aníbal Barca recluta también a un ejército de hispanos comandado por dos caudillos locales, los primeros cordobeses conocidos en la historia: Forco y Araurico. Así describe Silio Itálico al ejército cordobés en su poema:
“Tampoco falta Córdoba, gloria de una tierra rica en oro. Dirigían a éstos guerreros Forco, el de rubios cabellos, y Araurico, infatigable enemigo de los pueblos donde abunda la espiga. Ambos de la misma edad, nacieron junto a la fértil orilla del Betis, con sus riberas cubiertas por la sombra que ofrecen las ramas del árbol de Palas”. Ese árbol de Palas sigue siendo a día de hoy muy importante en toda esa “fértil orilla del Bétis”: el olivo.
Forco, por tanto, sería rubio. Aurarico, infatigable. Ambos de la misma edad, probablemente amigos de la infancia y deseosos de aventuras. Los dos se unen a Aníbal, que va a cruzar un un ejército muy numeroso la Península, los Pirineos, la Galia y el norte de la Península Itálica para poner en jaque a Roma.
Aún aparece otro cordobés más, nombrado de pasada. Es un soldado que sirve del lado de los romanos, en las tropas de Escipión, y que participa en una competición auspiciada por el general. Las había de todo tipo pero Bético, ojo, ese era el nombre de este cordobés, decide participar en la carrera a pie. No tuvo que tener mucha suerte, pues el poeta romano tan solo lo nombra como participante, no como ganador. Sería, por tanto, el nombre del tercer cordobés más antiguo conocido hasta ahora.
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