El Ejército recibió en diciembre de 2024 un prototipo del lanzacohetes israelí y ahora está en plena fase de pruebas
El Ejército de Tierra ya recibió hace diez meses un primer “demostrador industrial” del lanzacohetes con tecnología israelí que fabrica Escribano M&E en Córdoba. El prototipo fue entregado al Regimiento de Artillería de Lanzacohetes de Campaña, número 63, con base en Astorga, según confirmó el propio jefe de la unidad, el coronel Santiago Calderón, en una entrevista con un medio local. En esta base militar recalarán los doce lanzacohetes SILAM adquiridos por el Ministerio de Defensa en diciembre de 2023 tras firmar un contrato cercano a los 700 millones de euros.
“A lo largo de 2025, se realizarán distintas pruebas operativas y está previsto que el regimiento reciba, en el último trimestre de este año, la primera sección de lanzadores”, confesó el coronel en una entrevista fechada en febrero de este mismo año, que ahora cobra especial relevancia. De hecho, algunos de esos ensayos ya se están realizando, o a punto de ejecutarse, según se deduce de un encargo adjudicado a la empresa UTEK hace apenas tres semanas para efectuar “ensayos en mar dentro del marco del proyecto SILAM”, tal como recoge la Plataforma de Contratación del Estado.
El contrato fue adjudicado por el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) con un montante de casi 60.000 euros para gestionar los permisos y el alquiler de una embarcación que se usará en las pruebas previstas en el pantano de San Juan, en Madrid. El encargo de UTEK también contempla asistencia técnica para otros ensayos que tendrán lugar en Mazagón (Huelva) y Cartagena entre septiembre y noviembre.
El coronel jefe del Regimiento de Artillería de Astorga se mostró convencido de que Escribano iba a cumplir los plazos de entrega pactados con el Ministerio de Defensa. “Así, si se cumple el calendario previsto, esperamos que a final del año 2026, el grupo lanzacohetes al completo esté presente ya en el regimiento”, afirmó Santiago Calderón.
Está previsto recibir la primera sección de lanzacohetes SILAM el último trimestre de 2025
En la industria militar, un “demostrador” es un prototipo o plataforma de prueba que se usa para verificar la viabilidad técnica de ciertos modelos innovadores o transferencias tecnológicas antes de su fabricación a gran escala. El “demostrador” entregado en diciembre de 2024 al Regimiento de Lanzacohetes de Astorga era el diseñado con la tecnología de la empresa israelí Elbit Systems, que, a su vez, se basa en el modelo PULS, ampliamente usado por el Ejército de Tel Aviv contra la población palestina en los territorios ilegalmente ocupados desde 1967.
Todo indica que los ensayos previstos de los lanzacohetes SILAM se están haciendo sobre los modelos israelíes pactados en el contrato entre el Ministerio de Defensa y la unión temporal de empresas formada por Escribano M&E y Expal. No ha habido tiempo material para reemplazarlos ni constancia oficial de su sustitución por prototipos que usen otra tecnología distinta a la israelí.
La creciente presión social y política sobre el Gobierno de Pedro Sánchez por mantener transacciones de material militar con empresas israelíes dos años después del ataque genocida contra Gaza obligó in extremis a anular formalmente el contrato del lanzacohetes SILAM el pasado 9 de septiembre, tal como figura en la Plataforma de Contratación del Estado. Analistas en seguridad consultados por Cordópolis están convencidos de que se trata de una suspensión camuflada por el Gobierno para calmar la indignación ciudadana y sortear el asedio de sus socios parlamentarios. “Esto es un apaño. El contrato no se ha cancelado. No puede cancelarse. El dinero ya se ha gastado. ¿Cómo se va a revertir eso?”, argumentan.
En esa misma dirección apunta Eduardo Melero, investigador del Centro Delàs de Estudios por la Paz y profesor de Derecho Administrativo en la Autónoma de Madrid, en un artículo publicado hace una semana. “Los contratos no han sido anulados. Al menos todavía. Hay indicios suficientes para pensar que están vigentes y que no se piensan anular. El Gobierno debería dar explicaciones; no solo con palabras sino con documentación por delante”.
Las fechas oficiales corroboran esa hipótesis. El anuncio del contrato del lanzacohetes israelí SILAM fue anulado el 9 de septiembre justo después del Consejo de Ministros que anunció el embargo de armas a Israel. Dos días después, fue formalizado el contrato con UTEK para los ensayos del SILAM, según figura en la Plataforma de Contratación del Estado. A todas luces, no parece plausible suspender un proyecto de esta envergadura y cuarenta y ocho horas después proseguir con la fase de pruebas del prototipo presuntamente anulado.
Cordópolis planteó un cuestionario al Ministerio de Defensa en relación a la desconexión tecnológica de Israel. Las cuestiones suscitadas fueron básicamente las siguientes: ¿Qué empresa diseñará el nuevo modelo tecnológico? ¿Cuándo se firmará el contrato? ¿Cuánto tiempo llevará el proceso administrativo de adjudicación? ¿Se desechará todo lo avanzado en el montaje del lanzacohetes SILAM? ¿Los ensayos que se están ejecutando actualmente se producen sobre el prototipo israelí?
Ninguna de estas consultas fueron resueltas. En un escueto correo, el gabinete de comunicación del Ministerio se limitó a reproducir unas declaraciones efectuadas por la titular de Defensa, Margarita Robles, el 12 de septiembre pasado. “Hemos dicho clarísimamente que ese material tecnológico que es el que estaba aportando a España por parte de empresas israelíes, se va a sustituir por la industria española”, señaló. El compromiso de la ministra se contradice con otras manifestaciones que hizo meses atrás cuando aseguró que el programa SILAM no podía ser cancelado porque era “insustituible”. De hecho, en el mismo contrato de adjudicación, Defensa ya argumentó que la UTE formada por Escribano y Expal, más el dispositivo tecnológico de Elbit, era la “única capacitada técnicamente para el desarrollo del proyecto”.
El Gobierno ya habría pagado a la empresa israelí Elbit Systems 150 millones de euros por la licencia tecnológica del lanzacohetes, según revela Globes, el periódico económico y financiero líder en Israel. A mediados de septiembre, el gigante armamentístico israelí no había recibido comunicación oficial de la cancelación del contrato. Tampoco se ha pronunciado sobre una suspensión que comportaría graves perjuicios económicos para la empresa.
Elbit ha comercializado el sistema PULS de lanzacohetes en numerosos estados europeos, como es el caso de Países Bajos, Alemania y Dinamarca, además de España, donde se fabrican bajo la denominación de SILAM. Los ingentes ingresos que recibe por la venta de armamento y transferencia tecnológica le permiten a Israel mantener una poderosa maquinaria militar, que, según los analistas, sostiene el sistema de apartheid y ocupación de los territorios palestinos desde hace casi ocho décadas.
El jurista australiano Chris Sidoti, uno de los tres autores del informe de la ONU que califica de “genocidio” la operación de Israel en Gaza, pidió la suspensión inmediata de cualquier transferencia tecnológica con empresas militares israelíes. “Esa tecnología está siendo usada ampliamente en Gaza y Cisjordania”, asegura en declaraciones a elDiario.es. “El desarrollo de mucha de esa tecnología ha sido financiado con fondos adquiridos a través de las ventas a otros países”.
Cordópolis ha consultado por correo electrónico a Escribano y Expal en numerosas ocasiones y ambas compañías armamentísticas guardan un absoluto silencio sobre la cuestión.
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