Los consejos de tres investigadores de la UCO a la hora de regalar videojuegos a niños y jóvenes
Inmersos ya en la vorágine de la Navidad, los regalos a familiares y amigos se multiplican en estas fechas. No siempre es posible acertar, porque hay tantos gustos como colores, y de vez en cuando los regalos no son del todo apropiados. Sobre ello habla el reciente artículo publicado en The Conversation por el investigador Francisco J. Sanmartín, el catedrático Juan Antonio Moriana Elvira y la profesora Judith Velasco Rodríguez, todos ellos pertenecientes al Departamento de Psicología de la Universidad de Córdoba (UCO).
En el artículo, los investigadores establecen un decálogo sobre cómo regalar el videojuego adecuado según gustos, edades y objetivos. Los videojuegos son una de las formas de entretenimiento más populares, especialmente entre los más jóvenes. La franja de edad que más juega a videojuegos está entre los once y los catorce años, seguida por los tramos de los seis a los once años y de los quince a los veinticuatro años. Dedican una media aproximada de 27 minutos diarios entre semana, prolongando este tiempo casi tres veces más los fines de semana.
Dado que los videojuegos ocupan una parte importante de su vida, regalar uno puede ser motivo de alegría y felicidad. Eso sí, siempre y cuando acertemos con la elección, recuerdan los investigadores. Para ello hay tener en cuenta los gustos del menor, sin dejar de asegurarrse de que es adecuado para su edad. En primer lugar, hay que conocer los tipos de videojuegos existentes. Los videojuegos se categorizan en distintos géneros. Entre los más importantes se encuentran los de acción (Call of Duty), aventura (Minecraft), arcade (Sonic), deportes (NBA 2K), estrategia (Age of Empires), simulación (Los Sims), de mesa –en versión digital– y musicales (Just Dance).
En segundo lugar, los investigadores aconsejan probar o ver el videojuego antes de comprarlo. En ocasiones, pueden probarse para saber de qué tratan y si nos gustan o no. Esto es conocido como demostración (o demos). Si no tuviesen demo, una alternativa es verlo a través de redes sociales (YouTube, Twitch, Tiktok), donde podemos encontrar vídeos especializados (profesionales que analizan las características del videojuego) y no especializados (streamers jugando y comentando el videojuego).
En tercer lugar, es bueno revisar el sistema Pan European Game Information (PEGI) que categoriza los videojuegos por edades recomendadas y, además, advierte del tipo de contenido (violencia, lenguaje soez, miedo). No obstante, hay que tener en cuenta que es un sistema voluntario que depende de cada compañía, por lo que no siempre estará disponible. Siga el sistema PEGI para elegir un videojuego adaptado al nivel de desarrollo del niño o niña destinatarios del regalo.
Por otro lado, hay que comprobar si el videojuego contiene micropagos. Con la llegada del mundo virtual, numerosas compañías han cambiado su forma de obtener beneficios. En muchos videojuegos ya no se encuentra todo el contenido disponible desde el inicio, sino que los jugadores deben pagar para obtener nuevos contenidos. En este apartado hay que diferenciar entre DLCs o contenido descargable, que permite desbloquear contenidos específicos como niveles que amplían la historia o modos y escenarios especiales; y cajas botín (loot boxes) cuyos contenidos se distribuyen de manera aleatoria. Si el juego contiene micropagos, es preferible optar por los DLCs y no por las cajas botín (puesto que en el primer caso pagamos por artículos concretos, y no dejamos que decida el azar). También se recomienda retirar el método de pago introducido en el dispositivo tras la realización de un gasto, ya que generalmente no se solicita confirmación de compra.
Asimismo, los investigadores apuestan por priorizar videojuegos que favorezcan la enseñanza. Aunque sirven principalmente para entretenimiento, también son un medio para aprender valores (tolerancia, honestidad, empatía, altruismo) y cultura (hechos históricos, lugares, sociedades actuales y pasadas). Un ejemplo de videojuego que permite trabajar aspectos relacionados con la cultura es el Civilization VI. Este videojuego se basa en construir un imperio que avance desde la Edad de Piedra hasta la era de la información, controlando a algunos de los principales líderes del mundo como Abraham Lincoln, Isabel I, o Qin Shi Huang. Asimismo, los videojuegos pueden promover el entrenamiento cognitivo (atención, memoria, pensamiento crítico) y el físico (como Ring Fit Adventure).
En esa línea, recomiendan tener en cuenta los videojuegos que fomenten las relaciones sociales. De manera general, los menores prefieren videojuegos que puedan compartir con sus iguales y familiares. Con estos videojuegos se pueden trabajar tanto la cooperación como la competición. Frente a esta última, sería adecuada una mayor supervisión. Ejemplos de videojuegos cooperativos serían Cuphead y Overcooked, y un videojuego competitivo sería Mario kart.
Por otro lado, señalan la importancia de jugar en familia, ya que ayuda a fortalecer el vínculo afectivo con el menor, pero también permite supervisar si el contenido es adecuado o no. Además, proporciona momentos agradables y divertidos, a la vez que trabaja aspectos educativos, psicológicos, sociales y emocionales, sin olvidar que jugar con ellos nos permite conocer sus gustos e intereses.
Hay que asegurarse, además, del dispositivo que tiene el niño o el adolescente. Si juega en consola, hay que tener especial cuidado, puesto que hay diferentes videoconsolas en el mercado (PlayStation, Xbox, Nintendo Switch, entre otras) y un mismo videojuego puede estar para diversas plataformas incompatibles entre sí. También hay que tener en cuenta que actualmente conviven diferentes generaciones de la misma consola (como Xbox One y Xbox series S/X) cuyos juegos no siempre son compatibles.
Como noveno consejo de este catálogo, los tres especialistas en Psicología destacan la importancia de revisar si la consola admite videojuegos en formato físico. En los últimos años, compañías como PlayStation o Xbox han sacado al mercado dos modelos de consolas: en edición digital, más barata, pero no admite videojuegos en formato físico, o en edición estándar, más cara, pero que contiene lector de discos–.
Y por último, si el niño o niña no tiene ninguna videoconsola y está pensando en regalarle una, examine el catálogo de juegos. Algunas compañías, como Nintendo, orientan sus juegos a un público más infantil, mientras que otras, como Xbox o PlayStation, se enfocan más en adolescentes y adultos. A pesar de esto, todas las plataformas tienen juegos para todas las edades.
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