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El campo se une para pedir a Europa una prórroga más al uso del glifosato

Un dispositivo arrojando herbicida.

Alfonso Alba

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El glifosato es, con diferencia, el herbicida más usado en el campo cordobés, andaluz y español. Por eso preocupa tanto que a partir del 10 de diciembre, en principio, se prohiba su uso en toda Europa. España ha sido uno de los países que más está luchando para lograr una nueva prórroga en la prohibición de este herbicida, algo que no cuenta en la práctica con el respaldo ni de Francia ni de Alemania.

En España, la petición de prórroga es un grito prácticamente unánime de todo el sector agrícola, que se ha unido amparado bajo la denominada Alianza por una Agricultura Sostenible (ALAS). Este colectivo está integrado por las tres organizaciones de agricultores (Asaja, Coag y UPA), Cooperativas Agro-alimentarias de España, la Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas, Hortalizas, Flores y Plantas vivas (FEPEX) y la Asociación Española Agricultura de Conservación Suelos Vivos, AEAC.SV. Esta especie de lobby agrícola le está pidiendo al Gobierno que sea firme y que mantenga la postura que ya demostró el pasado 13 de octubre, durante el Comité Permanente de Plantas, Animales, Alimentos y Piensos, que emite dictámenes que informan el trabajo de la Comisión Europea. Ahí fue donde formuló el deseo de prorrogar el uso del glifosato.

Este herbicida, por ejemplo, está prohibido en la ciudad de Córdoba desde el mandato 2015-2019. Entonces, en el gobierno de PSOE e IU con el apoyo de Ganemos Córdoba, se decidió prohibir su uso, por informes que señalaban que a la larga podía acabar siendo tóxico para la población. La prohibición del uso del glifosato es uno de los motivos por los que proliferan las hierbas no deseadas en los alcorques y solares de la ciudad.

El sector agrícola considera que “el glifosato es una herramienta indispensable para la sostenibilidad de la agricultura. Nuestros cultivos se desarrollan en un medio ambiente donde tienen que competir con las malas hierbas por el agua, los nutrientes del suelo y la luz del sol, lo que puede llevar a grandes pérdidas. Necesitamos controlar estas malas hierbas para poder cultivar con éxito. Para ello, llevamos cerca de 50 años utilizando el glifosato de forma segura”, aseguran.

El campo español se basa además en un informe de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), que ha llegado a la conclusión de que el glifosato es seguro. “La evidencia científica, además, arroja que el glifosato contribuye a los objetivos de sostenibilidad de la UE en términos de lucha contra el cambio climático al permitir que los agricultores adoptemos prácticas de agricultura regenerativa, como la agricultura de conservación, que captura carbono en el suelo, fomenta la preservación y mejora de la biodiversidad en los ecosistemas agrícolas y mejora la calidad del agua. Estas prácticas agrícolas permiten una gestión proactiva para la mejora de la calidad de la tierra y para evitar la pérdida de suelo fértil por elementos como la erosión o la escorrentía”, señala ALAS.

En un contexto inflacionario, con un gran aumento de los costes de producción y con un cierre diario de explotaciones agrícolas, el sector reclama la prórroga también por viabilidad económica. La interrupción abrupta de este herbicida a partir del mes de diciembre provocaría una rápida reducción de las producciones, aseguran, ya que otras hierbas acabarían compitiendo con el cultivo deseado.

“Reclamamos al Gobierno que se mantenga firme en su decisión que, amparada en el criterio científico, resulta esencial para la sostenibilidad y competitividad de nuestra producción agroalimentaria, siendo un modelo para sus homólogos europeos en la toma de decisiones basadas en la ciencia”, concluye ALAS.

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