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Autorizan un desembalse extraordinario en octubre para la agricultura ante la falta de lluvia

Desembalse en el Guadalmellato, en una imagen de archivo

Alfonso Alba

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La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir ha autorizado un desembalse extraordinario de 30 hectómetros cúbicos de agua durante el mes de octubre para garantizar el riego agrícola en la cuenca, tras la sequía prolongada y las escasas precipitaciones de los últimos meses. La decisión fue tomada en una reunión del Comité Permanente de la Comisión de Desembalse, celebrada el 25 de septiembre de 2024, ante la preocupante situación hidrológica y de muchos cultivos, necesitados de agua.

Según el informe, las precipitaciones durante el mes de septiembre fueron extremadamente reducidas, registrándose solo siete litros de media en la cuenca del Guadalquivir, lo que no ha permitido un aporte significativo a los embalses. Como consecuencia, las reservas del Sistema de Regulación General han disminuido y se encuentran actualmente en 1.358 hectómetros cúbicos, un nivel alarmante que llevó a la adopción de esta medida.

El desembalse autorizado se realizará de manera eficiente, priorizando las captaciones de agua durante los fines de semana y respetando los caudales ecológicos establecidos en el Plan Hidrológico de la Demarcación del Guadalquivir. Además, solo podrán acceder al agua las comunidades de regantes que no hayan superado las dotaciones máximas autorizadas en la campaña actual, limitándose el riego extraordinario hasta el 15 de octubre.

La medida busca aliviar la presión sobre los agricultores de la cuenca, con el objetivo de garantizar que las explotaciones agrarias puedan continuar con sus cultivos en condiciones mínimamente viables. Sin embargo, la falta de previsiones de lluvia a corto plazo sigue siendo una gran preocupación para el sector y para las autoridades de gestión del agua en la cuenca.

Según el informe de la propia Confederación, antes de verano se autorizó el desembalse de 1.010 hectómetros cúbicos de agua para riego, gracias a las lluvias de Semana Santa, que hicieron crecer a muchos embalses de la cuenca. En estos meses, los agricultores han usado un total de 964 hectómetros cúbicos de agua, por lo que habrían sobrado 46 hectómetros con los inicialmente fijados.

A pesar de que no se ha consumido toda el agua concedida, la Confederación ha optado por aportar un riego de solo 30 hectómetros cúbicos durante el mes de octubre, por lo que seguiría sobrando sobre la cantidad inicialmente señalada en el pasado mes de abril. De hecho, entonces la Comisión de Desembalse acordó que en octubre sí que se podría autorizar un desembalse de 30 hectómetros cúbicos si no llovía.

La situación actual es muy diferente a la del pasado otoño, cuando apenas se pudo regar en verano, más allá de los cítricos de la Vega del Guadalquivir y algunas concesiones extraordinarias para salvar cultivos. No obstante, la falta prolongada de lluvias comienza a preocupar en la Confederación.

La mayoría de los embalses de la cuenca son precisamente para el regadío, que es el gran consumidor y demandante de agua en el Guadalquivir. De hecho, hay embalses gigantescos como La Breña II construidos única y exclusivamente para regar. El regadío, por su parte, es una fuente de riqueza en el Guadalquivir, ya que permite aumentar la producción agrícola y garantizar cosechas, en una zona muy expuesta a sequías.

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