Un respiro al borde del desahucio: consiguen pararlo y negociar con el banco
Este 15 de febrero era la fecha en la que Antonio y Conchi no podían dejar de pensar. Era la fecha marcada como el día del lanzamiento de esta familia de su casa pero, gracias a los escritos presentados en su nombre ante el juzgado por la Asociación de Familias Necesitadas (Anfane), han podido pararlo. Este matrimonio y su familia respiran ahora tranquilos, cuando estaban a punto de verse en la calle. El juzgado ha ordenado hace dos días la suspensión del desahucio en tanto en cuanto se estudia la situación de “vulnerabilidad” alegada como argumento principal para que no puedan ser desahuciados y se acojan a la moratoria antidesahucios hasta 2020.
Una vez suspendido el desahucio por el juzgado, este miércoles se han iniciado las negociaciones con la entidad bancaria -Caja Rural- para que se haga efectiva esa moratoria o, en su defecto, la familia pueda quedarse en la vivienda por un alquiler reducido.
Así, se abre un tiempo de paréntesis hasta llegar a un acuerdo final, tiempo en el que podrán seguir en la casa. Antonio y su familia hipotecaron su vivienda en la expansión del negocio que se fue a pique con la recesión económica y ahora, una orden lanzamiento pendía sobre sus cabezas. Él, con 63 años y Conchi, su mujer, 62, junto a sus hijos habían vivido desde hacía años del negocio familiar de camiones ligado al transporte en la construcción. En plena expansión, en 2005, hipotecaron su casa con la firma de un préstamo de 90.000 euros, para comprar un camión más. Pero, al poco tiempo, con la llegada de la crisis, la empresa comenzó a ir mal y acabó yendo a pique. Antonio se quedó sin trabajo, en 2013 dejó de poder pagar cada mes la cuota de 952 euros de la hipoteca sobre su casa, esta quedó en manos del banco, y ahora, los coletazos de aquella crisis les habían llegado en forma de desahucio: el 15 de febrero habrían tenido que irse de su casa.
El matrimonio, que vive con dos hijos, se encuentra sin trabajo desde 2012. Sus ingresos se han visto reducidos a los 430 euros de ayuda social y a la aportación del colchón familiar: uno de los abuelos de la familia es el que ha ayudado a mantenerla con su pensión. De ahí que desde Anfane hayan esgrimido su situación de vulnerabilidad para que el juzgado accediera a suspender el desahucio.
En los últimos tiempos, la situación de la familia se había agravado. Por eso, incluso han debido de recurrir a Cruz Roja y Cáritas para que, muchas veces, cubrieran la falta de recursos en esta familia en estos años. Reconocen que tuvieron que dejar de pagar la cuota de la hipoteca al banco por la falta de ingresos y que los pocos que tuvieron después los emplearon en “pagar alguna deuda y comer”.
Ahora, Antonio y Conchi respiran un poco más tranquilos. Su objetivo de paralizar el desahucio se ha conseguido y buscan una solución final, rastreando todas las posibilidades, que les permita seguir su vida en su casa.
0