Recomiendan vincular la Mezquita a valores occidentales para evitar que sea icono yihadista
El catedrático del Departamento de Metodología de las Ciencias del Comportamiento de la Universidad de Granada, Humberto Trujillo, ha dicho este martes en Córdoba, al pronunciar la conferencia La cultura del miedo como herramienta yihadista, que es preciso “reforzar símbolos como la Mezquita de Córdoba o la Alhambra de Granada con nuestros valores (los de Occidente), para evitar que se conviertan en iconos yihadistas”.
A este respecto y según ha informado el Instituto de Seguridad y Cultura, que ha organizado dicha conferencia, Trujillo ha señalado que el yihadismo genera una cultura en torno al miedo como herramienta de control, dominación y proselitismo, y que afecta por igual a quienes viven sometidos a los designios de una sociedad yihadista y a quienes conforman su principal objetivo a batir: Occidente.
Así, en opinión de Trujillo, “los yihadistas, al amparo de sus símbolos, emiten comportamientos que permiten alcanzar con éxito los objetivos, lo que refuerza al símbolo como elemento de poder, que a su vez refuerza los comportamientos terroristas”. Es decir, hacen ver por qué luchan y cómo pretenden alcanzarlo, lo que retroalimenta su discurso y convierte a esos símbolos en los pilares de su cultura.
De hecho, el símbolo es un elemento capital de la cultura yihadista y su instrumentalización debe de ser contrarrestada “mediante narrativas contundentes”, con lo que, en este caso, “hay que reforzar símbolos como la Mezquita de Córdoba o la Alhambra con nuestros valores, para evitar que se conviertan en iconos yihadistas”.
En este sentido ha hecho referencia a como Al Andalus es un elemento recurrente en la narrativa yihadista, por su simbología, y tras los atentados de Barcelona y Cambrils se vio cómo, además, desde el autodenominado Estado Islámico se jugó además con la cercanía al presentar en la reivindicación de los atentados a un terrorista que se hacía llamar 'El cordobés'.
Se trata, según ha señalado este catedrático de la Universidad de Granada, de “hacer caer en la cuenta de que, se haga lo que se haga, que será inútil, que el yihadismo es imparable, lo que genera indefensión y resignación, y que la amenaza es constante y realmente cercana en el espacio y el tiempo, lo que refuerza la percepción de indefensión”.
Según ha explicado este experto, la estructura circular de esa cultura hace que “los hostigados --los no yihadistas o no partidarios del yihadismo-- emitan comportamientos de miedo ante los símbolos yihadistas, lo que aumenta la fuerza amenazante del símbolo, que a su vez refuerza el miedo”.
Es decir, que “la cultura y simbología yihadista genera mucha influencia, ya que le otorga a la persona con escasa autonomía y robustez psicológica certidumbre, poder e identidad, lo que condiciona sus creencias, roles y normas y, además, refuerza los valores asociados a sus símbolos”.
Eso en lo que a los miembros de esa sociedad yihadista se refiere, porque, según Trujillo, “también genera hostigamiento a los no yihadistas, pues atenaza anímicamente a las personas con escasa autonomía y robustez psicológica que son ajenas a esa simbología, ya que les ocasiona incertidumbre, pérdida de poder, preocupación y miedo”.
El Instituto de Seguridad y Cultura es una asociación sin ánimo de lucro que promueve la prevención del extremismo violento a través del análisis, el debate y la sensibilización. Dentro de sus actividades, esta entidad ha impulsado el programa 'Democracia, Radicalismo y Sociedad Civil', que tiene como objetivo promover el debate sobre cómo la sociedad civil puede tener un papel activo en la prevención del extremismo violento.
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