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¿Qué esconden la Cuesta del Reventón, la Rabilarga y la Tranquilidad?

La cuesta del reventón.

Redacción Cordópolis

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La provincia de Córdoba guarda paisajes espectaculares y una biodiversidad inigualable, y también senderos con nombres que despiertan la curiosidad. Y no, no es una broma. ¿Qué será la Cuesta del Reventón? ¿Por qué se llama La Rabilarga? ¿Y qué promesas guarda un sendero llamado La Tranquilidad? La respuesta está en las historias, paisajes y experiencias que estos caminos ofrecen. 

La Cuesta del Reventón

El nombre de este sendero evoca esfuerzo, pero también un curioso episodio real. Durante una visita del Rey Alfonso XIII en 1904, uno de sus caballos no pudo con la inclinación y cayó exhausto, dando lugar al peculiar mote. Sin embargo, esta cuesta perfilada para valientes es además un camino que lleva hasta las 13 ermitas de la Sierra Morena, una ruta transitada desde el siglo XVII con un trasfondo espiritual.

Más allá de la historia, el Reventón también ofrece un viaje al pasado geológico. En sus rocas de pizarras y esquistos se encuentran fósiles que datan del Cámbrico, cuando la vida marina comenzaba a florecer. Además, el vuelo del milano negro acompaña al senderista durante la migración, recordándonos que este lugar sigue siendo tan vital como lo era hace millones de años.

Actualmente, La Cuesta del Reventón se utiliza para subir a la sierra bordeando el Cerro de Las Ermitas o de La Cárcel, catalogado como Yacimiento de Interés Científico en el Plan Especial de Protección del Medio Físico de la Provincia de Córdoba, por su abundante registro fósil del Cámbrico. Es el camino más frecuentado de la Sierra de Córdoba por los aficionados al senderismo, los jinetes y ciclistas, y para el que se exige un buen nivel físico y técnico debido a lo inclinado del terreno y a lo rocoso del suelo en algunos tramos. También destaca un impresionante mirador llamado Balcón del Mundo. El sendero nos conduce por un entorno natural donde destacan monte bajo, encinas y acebuches, entre otros.

La Rabilarga.

La Rabilarga

En este sendero, que se inicia a menos de doscientos metros del centro de visitantes Huerta del Rey, el nombre es una invitación a mirar con atención. Entre bosques mediterráneos y vegetación de ribera del Parque Natural Sierra de Hornachuelos, La Rabilarga hace honor a las aves que revolotean a su alrededor, dejando al paseante con la misión de identificarlas mientras avanza por la ruta.

El pájaro que da nombre al arroyo y al sendero —el rabilargo— es un córvido, o sea de la familia de los cuervos, que muestra ciertas rarezas. La primera de ellas es la de su extraña distribución, ya que sólo se puede encontrar aquí, en el cuadrante sur occidental de la Península Ibérica, y en el nordeste de Asia. Hay hipótesis distintas para explicar este hecho. Unas defienden que ambas poblaciones, distanciadas miles de kilómetros, se separaron a causa de las glaciaciones; otras que medió la mano humana en ello, por lo que pudo haber alguien que se ocupara de introducir la especie entre nosotros.

El recorrido, accesible en parte para personas con movilidad reducida o visual con ayuda, combina paisajes únicos: dehesas, arroyos y un alcornocal que culminan en la majestuosa Encina de los Arrieros. Este árbol, testigo de historias de trabajo y encuentros, se alza como un recordatorio de cómo la naturaleza y el ser humano han convivido durante siglos.

El sendero es exclusivamente peatonal, garantizando que el paseo sea tan tranquilo como enriquecedor. Y, para quienes busquen el origen del nombre, basta con prestar atención a las aves que, como pequeñas anfitrionas, guían el camino.

La Tranquilidad.

La Tranquilidad

Si el nombre por sí solo no es suficiente para tentar a un visitante, el sendero La Tranquilidad cumple lo que promete. Enclavado en el Parque Periurbano de Los Villares, este rincón es un refugio donde el silencio y los sonidos naturales se combinan para ofrecer una experiencia que raya lo terapéutico.

Un cartel en el sendero lo resume con sabiduría: “En las profundidades de este bosque, reina un silencio que nos permite oír sus sonidos. Esta tranquilidad es un componente del ecosistema tan vital, como las hojas de los árboles o los rayos de luz solar”. Y es que aquí la naturaleza manda. Las aves encuentran refugio en este bosque, y las áreas de descanso invitan al caminante a hacer lo mismo, lejos de las prisas y las pantallas.

Con un acceso sencillo desde el kilómetro 8 de la carretera a Los Villares, el sendero se presenta como el lugar perfecto para una escapada rápida pero inolvidable.

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