La protesta del campo se expande y ¿se divide?
Sin apenas pancartas, sin logotipos de ningún sindicato, organización agraria o colectivo. Y sin que nadie se lo esperase. Este miércoles, unas 500 personas cortaban a las 8:00 de la mañana la Autovía del Sur (A-4) a la altura de Montoro. Algunos venían de Baeza, otros de Granada y los había, incluso, de Almería. Pocos eran cordobeses, en una acción perfectamente coordinada y que se adelantaba a los dos días de movilizaciones convocados en la provincia. Pero, ¿quiénes son?
A las puertas del Ayuntamiento de Montoro, centenares de agricultores aplaudían a David Pérez López, un joven almeriense que representa a la Unión de Agricultores Independientes. Pérez aseguraba que “los sindicatos no nos representan” entre aplausos. Y rechazaba formar parte de la convocatoria oficial de este paro, representada por las organizaciones agrarias Asaja, COAG y UPA. “Los sindicatos ya no nos representan. Reciben subvenciones de los políticos. A la mínima de cambio nos dan la espalda. Por eso estamos aquí los agricultores independientes. Vamos a seguir luchando semanas, años y lo que haga falta”, gritaba.
En principio, esta protesta se ha salido del margen del resto de paros, ordenados, comunicados y visibles. Y responde al peor guión temido por el Gobierno: que las protestas se desboquen y que desemboquen en lo que ocurrió en Francia hace un año con los chalecos amarillos, unas enormes manifestaciones que arrancaron precisamente en el campo y que acabaron sembrando el caos en París.
No obstante, y de momento, hay grandes diferencias. En el improvisado corte de carretera de Montoro, la colaboración con la Guardia Civil fue absoluta. “Os daremos tres avisos y al último actuaremos. Pero yo no quiero pasar del primer aviso”, le advertía el sargento de la Guardia Civil que controlaba el corte de carretera a los manifestantes. No hizo falta. Los agricultores se levantaron, le dieron la mano a los agentes y se fueron.
“No venimos a molestar a la ciudadanía. Es una protesta pacífica y hemos estado allí pacíficamente. Somos gente del campo. No somos ladrones ni delincuentes. Somos gente del campo y trabajadores. Vamos a seguir. Todos juntos de la mano”, arengaba el portavoz de los agricultores. La pregunta ahora está en saber si la protesta del campo se está expandiendo más allá de las organizaciones agrarias o por el contrario ya ha empezado a dividirse.
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