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'Platero' se pasea por el Salón de los Mosaicos

El guitarrista Javier Riba y el actor Francisco García Torrado. | TONI BLANCO

Manuel J. Albert

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Un concierto del guitarrista Javier Riba y el actor Francisco García Torrado rinde homenaje a la publicación de la obra de Juan Ramón Jiménez en su centenario

Colas en la puerta del Alcázar de los Reyes Católicos. Cola en el acceso al salón de los Murales. Ni una butaca vacía. Decenas de personas de pie. Todos quieren escuchar a un guitarrista y recitar poesía a un actor. Cosmopoética depara pequeños espectáculos así; el de la música acompañando a Juan Ramón Jiménez y el de un público que responde a la oferta cultural de la 11 edición de la fiesta de los poetas del mundo en Córdoba. Anoche fue el turno del guitarrista Javier Riba y el actor Francisco García Torrado. El primero interpretó cuatro piezas musicales inspiradas en poemas del escritor de Moguer y de tocar la banda sonora compuesta por el italiano Mario Castelnuovo-Tedesco en lkos años cincuenta y adaptada a los versos de Platero y yo. Es el particular homenaje que Cosmopoética realiza en el centenario de la publicación de este libro del premio Nobel de Literatura español.

El salón de los Murales está lleno. La guitarra de Riba, plena de sonido, proyecta los acordes. Pero la escasa amplificación del equipo y los altos techos abovedados hacen que el sonido no llegue con nitidez al conjunto de la sala. Tampoco los esfuerzos de García Torrado por declamar con claridad pues sus versos retumban y se mezclan en la estancia basilical. Pero aún así, se disfruta del punto cinematográfico que Castelnuovo-Tedesco dio a su composición, calculando al milímetro el encaje entre la voz y las cuerdas de la guitarra, reforzando con el instrumento la narración, dando voz incluso a los personajes que aparecen usando solo los trastes y la caja de resonancia.

“El azabache negro de sus ojos”, dice el poeta. Y dos acordes idénticos rasgan de oscuro el aire para iluminar en la mente de los espectadores la imagen de la mirada de Platero. Es una labor complicada la de acompasar los versos de Juan Ramón, interpretados por el actor, con la obra compuesta por Castelnuovo-Tedesco. Ya lo advirtió hace unos días García Torrado: “No es fácil para un actor, que suele interpretar libremente, tener que ceñirse a las pausas y a los ritmos que se marcan de manera tan precisa. Pero es que así se logra perfectamente el acompañamiento y la ilustración musical que buscaba Castelnuovo-Tedesco”, reconoce.

Tampoco lo es para el músico encajar los sentimientos con las notas o traducir los primeros en las segundas. Y es que Castelnuovo-Tedesco dibujó en sonidos los diferentes estados de ánimo que reflejó Juan Ramón Jiménez en las páginas del libro, así como los distintos pasajes. “Por ejemplo, cuando el narrador nos dice que Platero trota, eso se nota en la guitarra con un ritmo especial”, explicó la semana pasada Javier Riba.

Pero anoche superaron los problemas y consiguieron llevarse al público de Córdoba, de paseo a lomos de Platero por las calles de Moguer.

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