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Un paso más a la seguridad de un techo

Carmen y Jose Manuel en su piso  | MADERO CUBERO

Manuel J. Albert

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La familia que ocupó el piso de una entidad bancaria espera que la vía judicial haya terminado y que desaparezca el riesgo de desahucio

Hace tres semanas, un juez dictaminó que Carmen Vázquez Camacho y su pareja, José Manuel García, podían quedarse en el piso que tuvieron que ocupar precipitadamente tras quedarse en la calle. Aquella vivienda, vacía desde hacía años, pertenecía a Cajasur, que denunció la ocupación. La sentencia cerraba la vía penal, pero dejaba abierta una posibilidad por lo civil. “Pero no va a ser posible, porque ha pasado más de un año desde la ocupación, tiempo máximo que establece la ley para denunciar. Y nunca se hizo por lo civil, siempre se hizo por lo penal y el tiempo ha pasado”, interpreta la abogada de la familia, María del Mar Jiménez. De esta forma, la familia afianza un poco más su derecho a que esa casa siga siendo su techo mientras tramita un alquiler social. Y todo, sin riesgo de que les desahucien.

Todos los problemas para la pareja de Carmen y José Manuel comenzaron hace año y medio cuando, de repente, se vieron junto con su hija de pocos meses en la calle. Sin apenas recursos y en paro, buscaron un techo bajo el que quedarse los tres. Entonces no lo sabían, pero aquella vivienda de dos habitaciones y 55 metros cuadrados era propiedad de Cajasur y terminaron en los juzgados. Hace tres semanas se celebró la vista y, en la misma, el juez dictaminó que la pareja se podía quedar.

“Cuando nos quedamos en la calle, unos vecinos nos dijeron que había un piso que llevaba más de diez años abandonado y que estaba abierto”, cuenta José Manuel, de 22 años. Esa primera noche, con poco más que un colchón de espuma y algo de abrigo, pasaron la noche en el piso. “Estaba abierto y ya había entrado mucha gente antes porque estaba completamente reventado por dentro; destrozado”, recuerda el joven. “Yo me he encargado de arreglar las paredes, las puertas, el suelo, todo”, prosigue.

Pero aquella primera noche también trajo otra sorpresa: la visita de unos agentes de la Policía. “Ahí fue cuando nos enteramos de verdad que la casa era de un banco; nosotros solo pensábamos que estaba abandonada”, señala Carmen. “Nos dijeron que nos teníamos que ir. Pero no podíamos irnos con la niña a estar en la calle. Era mejor estar en la casa”, añade José Manuel.

La pareja cuenta que han podido empadronarse en la casa y que su intención era quedarse allí. “Por eso la hemos estado arreglando. También pagamos la comunidad de vecinos y no hemos tenido problema con nadie”. Afirman que del banco nunca tuvieron noticias hasta que llegó una notificación judicial. “Nos habían denunciado y nos llevaban a juicio. Pero tres días antes de la vista vino una persona que dijo que era del banco para negociar un alquiler social. Dijimos que sí, pero nunca volvieron”, cuenta Carmen. Y se celebró el juicio que, finalmente, ganaron.

Entre tanto, la familia ha vivido estos meses con ansiedad. “Miedo de todo. Miedo de quién viene, de quién llama, de cualquier ruido. Muchos nervios todo el rato”, cuenta la mujer. Y ya después del juicio, el temor no se les va del cuerpo. “Ahora lo que queremos es lograr una casa con alquiler social que podamos pagar”, reconocen. Lo próximo que van a hacer es ir a la Oficina de la Vivienda del Ayuntamiento de Córdoba. La abogada cuenta que Cajasur ha destinado el piso a un fondo de viviendas sociales que va a poner a disposición del Ayuntamiento. “Lo que nos gustaría es poder quedarnos en esta casa y pagarle al banco un alquiler social que podamos afrontar mientras seguimos buscando trabajo”, termina José Manuel.

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