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Oleada de robos de imágenes religiosas en el sur de Córdoba y Sevilla

Un agente de la Guardia Civil durante el Día del Pilar | ALEX GALLEGOS

Alfonso Alba

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Entre los investigadores se les conoce como los “ladrones de las hornacinas”. Y se les imputa ya, al menos, cinco robos en tres pueblos del centro de Andalucía. En Benamejí, en la fachada de una casa de la esquina del árbol de Poro, había una imagen de San Rafael dentro de una hornacina. Una madrugada de enero, desapareció. La hornacina amaneció iluminada, como todas las mañanas, pero abierta y vacía. La imagen, del siglo XVI, era una pequeña talla muy querida en el pueblo, uno de esos rincones que todos los vecinos de Benamejí identifican perfectamente, vivan donde vivan.

Agentes de la Guardia Civil y de la Policía Nacional han iniciado una investigación conjunta para saber qué es lo que está pasando en al menos dos provincias. En el sur de Córdoba constan ya al menos tres robos de imágenes religiosas que descansan desde hace siglos en sus correspondientes hornacinas. Ha ocurrido en Benamejí, pero también en Lucena (competencia de la Policía Nacional) y en Montilla (Guardia Civil). Pero hay más.

En enero y en los primeros días de febrero se están produciendo robos que están consternando a estos municipios. Las imágenes tienen más valor sentimental que patrimonial, aunque en algunos casos se trata de tallas históricas. En Osuna (Sevilla), por ejemplo, su Policía Local investiga el robo de una imagen de la Inmaculada en una fachada de la calle Almorrón. En Carrión de los Céspedes, también en Sevilla, los ladrones entraron en el interior de su iglesia y se llevaron las coronas de la virgen y el Niño Jesús.

Las fuentes consultadas por este periódico relacionan todos los robos entre sí. Consideran que salvo el de Carrión de los Céspedes todos tienen el mismo modus operandi, que es aprovechar la ausencia de vigilancia que tienen la hornacinas que hay en las calles y acuden de madrugada. En estos puntos, el robo es tan fácil como abrir una puerta que en la mayoría de las ocasiones no tiene ni candado y llevarse la talla.

¿El objetivo? De momento, no consta que los autores hayan vendido en el mercado negro estas obras, por lo que se desconoce un fin, aunque los investigadores consultados por este periódico consideran que el mismo casi siempre suele ser económico.

De momento, muchos municipios con obras similares en los pueblos del entorno están comenzando a tomar medidas. Muchas de las hornacinas, por ejemplo, ya han sido candadas. Mientras se refuerza la seguridad en algunas parroquias y se estudia la instalación de cámaras de seguridad. No obstante, en muchas ocasiones se trata de parroquias pobres con pocos medios como para tomar medidas de seguridad.

La investigación sigue abierta y se espera que se puedan producir novedades en los próximos días.

https://twitter.com/Artatxo/status/1224936814408032257

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