“Oí decir que los huesos se habían ido de copas”
La perito que erró al decir que los restos óseos de Las Quemadillas eran faunísticos y no humanos, se defiende poniendo en duda todo el trabajo de investigación
La instrucción que investigó la desaparición de Ruth y José se alargó durante un año por un error de la perito forense de la policía con número 161. La experta, con años de experiencia, confundió unos huesos humanos a los que identificó como restos óseos de origen faunísticos. Aquello dejó en un callejón sin salida la instrucción judicial que indicaba que la clave del paradero de los niños estaba en la hoguera, prendida por el padre de los niños, José Bretón, en su finca cordobesa de Las Quemadillas. Todo indicaba que esos restos óseos tenían que ser los de los niños, pero la perito dictaminó, finalmente, que eran animales. 10 meses después la mismo perito tuvo que rectificar, ante el alud de informes -encabezados por el del forense Francisco Etxeberría- que subrayaron, sin género de dudas, que esos huesos no solo eran humanos, sino que eran de dos individuos de edades similares a Ruth y a José, seis y dos años.
“Me equivoqué”, ha dicho la perito esta mañana en el juicio que se sigue contra José Bretón en la Audiencia de Córdoba. haber asesinado a los pequeños e incinerado sus cuerpos en un horno crematorio casero que improvisó en su finca de las Quemadillas, a las afueras de Córdoba. El padre afirma que perdió a sus hijos mientras estaban paseando por un parque. El móvil del doble crimen habría sido la venganza contra su entonces esposa y madre de los pequeños, Ruth Ortiz, que acababa de pedirle el divorcio. Fiscalía y acusación piden contra Bretón 40 años de cárcel
“Cuando hice el primer informe consideré que los huesos eran de naturaleza animal. Luego me di cuenta de que me había equivocado. Sobre todo fue a raíz de ver axis (una vértebra). Aquello me iluminó con respecto a mi error”, ha dicho la perito. “Comprobé todos los huesos y me di cuenta de que me había equivocado”.
José María Sánchez de Puerta, abogado defensor de Bretón, cimenta su estrategia en las dudas de cómo se hizo la custodia de los huesos. Y para ello, las declaraciones de la perito han sido clave. En este sentido, la desaparición de una de las muestras -el resto óseo catalogado con el número 8- es la piedra angular que demostraría la mala práxis en la cadena de custodia, según el letrado. A preguntas de Sánchez de Puerta sobre esta desaparición, la perito ha dicho que el hueso no pudo deteriorarse hasta el punto de desaparecer sin dejar rastro. Otras versiones apuntan a que el hueso fue utilizado en los analisis para saber si en la hoguera de Las Quemadillas se usaron acelerantes.
El relato de la experta se ha enrarecido todavía más cuando la perito ha empezado a sembrar dudas basadas en rumores y comentarios anónimos sobre cómo se había llevado todo el caso, especialmente desde que interviene el profesor Etxeberria. Por ejemplo, le confirmó al abogado de Bretón que había escuchado unos “cotilleos” en la policía
acerca de que se había mostrado los restos óseos a Etxeberría en un bar, al margen de todo control o permiso judicial. “Me dijeron que los huesos se habían ido de copas”, ha soltado ante el tribunal.
Ante acusaciones de tal calibre, el presidente magistrado de la sala, el juez Pedro Vela, ha deducido testimonio de las palabras de la perito y las ha remitido al juzgado de instrucción que correspondsa para que inicie una investigación. Etxeberría, presente en la sala, ha negado tajantemente estas acusaciones, que ha calificado de “chuscas”. La fiscal, por su parte, ha pedido a la perito que diga en la sala los cargos, nombres y apellidos de las personas que le contaron ese chascarrillo. La perito ha dicho que no lo recordaba y solo ha alcanzado a decir que fue “un compañero de la policía científica de Córdoba”.
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