Nuevo hito del Reina Sofía: una niña vive con su hígado y parte del de su madre
Naira es una niña de 12 años con una enfermedad rara. Su hígado es normal, pero produce una sustancia si su cuerpo asimilaba más proteínas de la cuenta que le provocaba daños neurológicos que podían ser irreversibles. La única solución a esta enfermedad rara no se había llevado nunca a cabo en España y consiste en una operación quirúrgica muy compleja que ha ejecutado el hospital universitario Reina Sofía de Córdoba.
La pequeña puede vivir con su hígado, pero necesita otro auxiliar. Para ello, los cirujanos le han implantado parte del órgano de su madre, María Molina, que no dudó en someterse a una delicada operación que podía acabar con su vida. Ahora, Naira vive con dos hígados: el suyo, con el que nació, y el de su madre, que es capaz de cribar esa sustancia tóxica que podía provocarle unos daños neurológicos irreversibles. Esta ha sido su primera Navidad normal en sus 12 años de vida y en la que ha podido comer de todo, según ha explicado su madre este lunes en la sala de prensa del Reina Sofía.
Esta técnica vuelve a convertir en pionero al hospital Reina Sofía. Hoy, ni Reino Unido ni Alemania, por ejemplo, son capaces de hacer trasplantes de hígado de donantes vivos. El Reina Sofía ya lo hizo, en el caso de una abuela a su nieta. Ahora lo hace sin necesidad de extirpar el hígado de la pequeña y haciéndole sitio a parte del órgano de la madre.
Según ha detallado el doctor Javier Briceño, responsable del equipo de trasplante hepático, se trata de una intervención también rara ya que solo está indicada para dos grupos de enfermedades, las hepatitis fulminantes y las enfermedades metabólicas, como era el caso.
La paciente a la que se le ha realizado el trasplante hepático auxiliar es una niña de 12 años con déficit de una enzima de ciclo de la urea. Dado que el hígado de la pequeña es estructuralmente normal y funciona, se optó por realizar un trasplante auxiliar con carácter definitivo.
La intervención fue realizada por dos equipos de cirugía hepática para donante y receptor, respectivamente, y un total de 25 profesionales. Además, se estuvo en contacto telefónico con el King College de Londres, experto en este tipo de trasplantes, según ha detallado el doctor José María Dueñas, coordinador de trasplantes.
Para ello, el equipo contó con la ayuda de sofisticados sistemas de medición del flujo vascular de cada hígado y de pruebas de función hepática determinadas por la Unidad de Medicina Nuclear. Finalmente, el trasplante transcurrió sin incidencias y la función hepática tanto del hígado nativo como del trasplantado son normales, habiéndose restituido el proceso metabólico. Ahora, la niña lleva una dieta y una vida normal.
“Mi hija llevaba una vida y una comida muy estricta, y siempre estaba vigilada”, ha explicado su madre. “¿Mamá, puedo comer esto? ¿Puedo comer de lo otro?”, le preguntaba. Ahora, hace vida normal. “Sabía que era un trasplante de un donante vivo y las consecuencias que podían tener”, ha explicado la mujer, consciente de que se jugaba la vida. “Mi hija es mi hija”, dijo, así que les anunció a los médicos: “Adelante”. “Lo volvería a hacer otra vez”, acabó.
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