Una nueva llama
https://youtu. be/l01wiYDWZLw
Por un instante, la mirada se pierde. Dirigida al horizonte, encuentra dos hileras de luz. Son dos líneas que continúan hasta donde la vista no alcanza. Quien observa lo hace con esa plaza presidida por un majestuoso templo en la imaginación. El sonido de las cornetas y los tambores le devuelven al lugar en que está. Ante sí, bajo la oscuridad del cielo en la noche de Córdoba, tiene al Santísimo Cristo de la Vera Cruz. Brillan los ojos, pues de repente se es consciente de la importancia de la estampa. Camina con elegancia el paso, en que por vez primera se halla el Crucificado. Suena una marcha tras otra. Poco a poco, deja atrás su iglesia el cortejo. Definitivamente, vive otra vez de manera intensa el Jueves de Pasión. Lo hace con una nueva llama.
Más de un cuarto de hora antes, son decenas las personas que esperan. Sólo en este punto, pues son muchas más a lo largo de las calles. Son las diez menos veinticinco. La luna parece tímida. Pero luce allá en aquel manto negro. La temperatura desciende al ritmo de las manecillas. Es posible escuchar campanas a lo lejos, sonido éste que se confunde con el de la Banda de Cornetas y Tambores Nuestro Padre Jesús Caído y Nuestra Señora de la Fuensanta. La formación llega a la cita en pasacalles. El rincón abierto gana en calidez. Todos aguardan ya el momento exacto, que ha de llegar en no mucho tiempo. Cinco minutos después, el silencio apaga el murmullo. Las puertas se abren y entonces se enciende la llama.
La Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús de la Fe en su Sagrada Cena comienza a interpretar como sabe hacer. Marca el camino a seguir mientras avanza por Alfonso XII. Una sencilla cruz de guía precede a un nutrido cortejo mostrado por la agrupación parroquial de la Salud. En torno a cien nazarenos lo componen. En Puerta Nueva, el corazón late tan lento como rápido en cuestión de minutos. Es lo que tarda en tener lugar el instante ansiado. Cruza el umbral muy poco a poco, con tanta suavidad como sobriedad, el paso. El Santísimo Cristo de la Vera Cruz ya está en la calle, tras salir de la parroquia de Nuestra Señora del Carmen de Puerta Nueva.
Al casi imperceptible movimiento del paso ponen sus sones, en efecto, la Banda de Cornetas y Tambores Nuestro Padre Jesús Caído y Nuestra Señora de la Fuensanta. Con maestría dedican marchas de carácter serio para la imagen del siglo XVII, que de manera serena se va tras las dos hileras de luz. Marcha hacia esa plaza presidida por un majestuoso templo, que es la Basílica Menor de San Pedro. De allí ha de seguir por la plaza de la Corredera para mucho después cruzar la de la Magdalena. Escenarios emblemáticos para una noche única. Con el recuerdo de esas otras ante San Pedro de Alcántara, la agrupación parroquial de la Salud recobra el Jueves de Pasión para la ciudad. En Córdoba está encendida, ahora sí, una nueva llama.
0