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El plan de gestión del Casco Histórico de Córdoba no contempla sanciones por incumplimientos

Dos turistas y un vecino pasean por el Casco Histórico

Juan Velasco

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El plan de gestión del Casco Histórico de Córdoba encara la recta final de su tramitación, con el objetivo de que esté disponible para el resto de grupos políticos y las asociaciones en septiembre y, a partir de ahí proceder a su aprobación.

Este martes, la concejala delegada de Casco Histórico, Lourdes Morales, ha presentado las líneas maestras de un documento que está pensado más como una diagnosis de las amenazas y debilidades de la zona monumental de la ciudad, que como una guía estricta de usos. Incluirá un total de 64 propuestas de acciones, eso sí, que se elevarán a las distintas delegaciones municipales para que sean ellas las que las traduzcan en medidas.

El plan de gestión no incluirá propuesta de sanción por incumplimientos, según ha detallado a este periódico Morales, quien ha recordado que el Casco Histórico está protegido tanto por el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), como por el Plan de Especial Protección del Casco Histórico (PEPCH).

¿Qué es entonces el plan de usos? Pues casi una guía de buenas prácticas y un instrumento para monitorizar los problemas que afligen a las 320 hectáreas que conforman el centro, puesto que el documento abarca más allá de las 80 que están declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

En este ámbito, de hecho, Morales ha asegurado que el Ayuntamiento de Córdoba no tenía la obligación de sacar adelante este plan -aunque el presidente del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos, por sus siglas en inglés) llegó a advertir de que, de no impulsarlo, se podría considerar una falta grave-. La concejala ha defendido que el Gobierno municipal sí creyó que era “algo necesario”, al ser “un instrumento participativo, dinámico y vivo” que “permitirá mejorar la vida de los propios cordobeses que viven en el casco y de los visitantes”.

Así, el Ayuntamiento encargó una consultaría previa para la redacción inicial del plan de usos, que realizó la UTE Patrimonio Vivo, y que después se llevó a la Mesa del Casco para que se añadieran más visiones. Su objetivo era tenerlo listo a principios de 2024, pero tendrá que ser a finales. El resultado de este trabajo de 18 meses, según la edil, es un documento que se asienta siempre en la idea de desarrollo sostenible a partir de los elementos culturales, ambientales, económicos y sociales, y en el que el principal objetivo es “mantener el equilibrio entre habitabilidad y turismo”.

Para ello plantea, además de un total de 64 acciones específicas y 12 estratégicas, un modelo de gobernanza participado entre la Delegación de Casco Histórico, la Mesa y la Oficina de Casco Histórico de la Gerencia Municipal de Urbanismo.

A falta de conocer las 64 acciones específicas, que no se han facilitado a los periodistas, la concejala sí ha aclarado que las principales amenazas para el Casco Histórico de Córdoba son el cambio climático, esencialmente las zonas de acumulación de calor; la gestión del turismo; y los problemas de movilidad.

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