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Córdoba se enfrenta a una falta grave si no entrega el plan director del Casco Histórico en 2022

Vista aérea de la ciudad de Córdoba

Juan Velasco

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La presentación del plan director de la Mezquita-Catedral a los medios la semana pasada ha cerrado momentáneamente uno de los tres capítulos que tienen abiertos los bienes patrimonio mundial de Córdoba ante el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos, por sus siglas en inglés). Este organismo reclama a estos espacios de especial consideración un plan de gestión para su informe periódico de conservación que está previsto para el próximo año 2022.

Córdoba tiene cuatro títulos de patrimonio mundial, de los que tres son bienes materiales. La Mezquita, el yacimiento de arqueológico de Medina Azahara y el Casco Histórico. En teoría, los tres deberán presentar el plan director el año próximo ante Icomos. Con el de la Mezquita ya presentado al público, y el de Medina Azahara anunciado por el director del yacimiento para finales de este mes, el plan del que menos información se tiene en estos momentos es el del casco histórico de Córdoba.

El centro histórico de Córdoba es uno de los cascos antiguos más grandes de Europa. En 1994, la Unesco expandió a gran parte del casco antiguo de la ciudad el título de Patrimonio Mundial que había otorgado diez años antes a la Mezquita de Córdoba. La Unesco fijó en 2008 unas directrices por las que los monumentos declarados Patrimonio Mundial, como era el caso del Casco Histórico de Córdoba, debían contar con “un plan de gestión para conservar el valor universal del bien”.

Han pasado casi 14 años de aquello y el Ayuntamiento debería elaborar un plan director para el año próximo. El presidente del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos, por sus siglas en inglés), Jordi Tresserras, reprochaba en julio al consistorio que siguiera sin impulsar el citado plan director. “No tener un plan director podría entenderse como una falta grave”, explicaba Tresserras, recordando que en 2022 “se tienen que presentar los informes periódicos sobre la conservación y gestión de los sitios Patrimonio Mundial”.

La Mesa del Casco Histórico

Por su parte, el Ayuntamiento tiene encomendada la redacción del plan a la Delegación de Casco Histórico, que dirige desde marzo de este año María Luisa Gómez Calero. En este mandato, las competencias de este área han estado en manos de Laura Ruiz (que dimitió en 2020) y Marián Aguilar, que compatibilizó esta tarea con la Delegación de Cultura y Promoción. Ruiz anunció al inicio del mandato la creación de la Mesa del Casco Histórico, constituida por una treintena de agentes sociales y vecinales y que estaba llamada a participar en la elaboración del plan de usos.

Desde aquella reunión constitutiva, se ha reunido varias veces. La última reunión fue en octubre, aunque a ella no acudieron todos los integrantes, explican fuentes de las organizaciones. De hecho, algunas organizaciones y asociaciones, como el Movimiento Ciudadano, sólo acudieron a la primera.

La delegada de Casco Histórico, María Luisa Gómez Calero, reivindicó en mayo en un comunicado el trabajo realizado por su delegación y “una comisión que elabora el plan de gestión”, al tiempo que anunciaba que este plan “concluirá durante el actual mandato municipal”. La concejala informó entonces de que ese mismo día, el 18 de mayo, “se había firmado el expediente para iniciar el proceso de redacción del plan”.

“Mientras el Plan Especial de Protección del Casco Histórico es un instrumento suficiente y necesario para gestionar urbanísticamente esta zona, el plan de gestión es la herramienta de consenso para gestionarlo, tal y como establece la Unesco”, recalcaba entonces Gómez Calero.

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