El olvidado cine que tenía que ser un teatro y que se eterniza como aparcamiento
Córdoba sufre un verano atípico. En el inacabable estío cordobés, los cordobeses disfrutaban de una alternativa cultural por la noche: el cine de verano. Hasta la repentina muerte de Martín Cañuelo, aún sobrevivían cuatro recintos: Coliseo San Andrés, Fuenseca, Olimpia y Delicias. Pero hasta finales de los noventa llegó a sobrevivir un quinto, que era de interior (para el otoño, invierno y primavera) y en el que cabían 300 personas en una terraza con vistas a la plaza de la Magdalena y a la conocida como Fábrica del Hielo de Córdoba.
En el verano del 2023, sobre el solar del antiguo Cine Magdalena aparcan varias decenas de coches. Donde duermen los vehículos debería haber un nuevo edificio cultural, un teatro también con terraza y con posibilidad de proyecciones cinematográficas en verano. Pero 12 años después de que se demoliera el inmueble el proyecto de convertir el antiguo Cine Magdalena en un espacio escénico de Córdoba que revitalizase la plaza de la Magdalena y la Axerquía coge polvo en un cajón de la Gerencia Municipal de Urbanismo.
En el año 2007, en la efervescencia de la incipiente industria cultural que surgió en Córdoba al calor de la candidatura a la capitalidad del 2016, un grupo de aficionados a las artes escénicas, llamados Teatro El Mercado, formalizó una propuesta al Ayuntamiento: querían gestionar un espacio donde representar sus obras. El modelo sería el de concesión administrativa. Al principio se planteó la posibilidad de lograr la cesión del Mercado del Alcázar (de ahí el nombre de la compañía) pero el edificio ya estaba comprometido para la ampliación del IESA (algo que nunca fructificó). Por eso se optó por el antiguo Cine Magdalena, un edificio cuya parcela estaba protegida. Ahí debía haber un espacio de uso público y nada más.
El Ayuntamiento llegó a prever una partida de 900.000 euros para la restauración del antiguo edificio, que muchos cordobeses recuerdan. Sus angostas escaleras conducían a una gran terraza donde cabían hasta 300 personas (muy apretadas) y desde donde se veía el cine y gran parte del casco histórico. Dentro había una gran sala para proyectar bajo techado el resto del año.
Pero estalló la crisis económica y las cuentas municipales se desequilibraron. Pasaron los años y en el 2011 un informe de la Gerencia optó por la demolición del edificio para la construcción posterior de otro. Y mientras tanto, el solar se quedaría para cubrir una de las grandes demandas de los vecinos del casco histórico de Córdoba: aparcamientos gratuitos. De hecho, no hay limitación alguna para aparcar en la zona. Lo pueden hacer los vecinos o quien quiera. El acceso a ese punto sigue siendo libre a día de hoy.
El Teatro El Mercado siguió adelante como compañía, pero sin un espacio propio donde desarrollar su proyecto. El edificio ni está ni se le espera. No ha aparecido el proyecto en los presupuestos desde el año 2010. Muchos de los nuevos vecinos de La Magdalena desconocen que en ese solar no se puede construir otra cosa que no sea un teatro, o un cine. Y la historia de una terraza que refrescaba las tórridas noches cordobesas con una película y un ambigú.
Lo que el PGOU protegió
En 1986, el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) ya protegió una singularidad cordobesa: los cines de verano. En 2001, tras su revisión, la mantuvo. Pero no incluyó al cine Magdalena.
Sí que previó que el Ayuntamiento de Córdoba acabase expropiando o comprando todos los cines de verano. De todos solo consiguió la titularidad de uno, el Cine Andalucía. Que precisamente ha sido el único que dejó de tener su función original y pasó a la secundaria: convertirse en un espacio de esparcimiento público, un pequeño parque.
El resto de los cines de verano fueron calificados además como espacios polideportivos. El objetivo era convertirlos en pistas multidisciplinares. Que fuera del verano funcionasen como espacios deportivos y que en verano recuperasen su función original de cines. No se consiguió.
De hecho, se llegaron a medir pistas de fútbol sala (que solo cabían en la Fuenseca, aunque con limitaciones) y de baloncesto y tenis. Pero nunca se construyeron. El Ayuntamiento tampoco logró hacerse con su titularidad.
Tres de los cinco cines de verano eran de Rafael Gómez, alias Sandokán. En 2004 trató de permutárselos al Ayuntamiento a cambio de que le dejasen no construir viviendas de protección oficial en la Carrera del Caballo. Tras una fuerte polémica la propuesta no cristalizó. Tras la multa de Colecor, en 2010 se intentó que se compensasen parte de sus deudas a cambio de que entregase los cines al Ayuntamiento. No se cedieron ni se cobraron las multas. En esa época sobre los cines pesaba ya un embargo. En 2015, Martín Cañuelo logró comprar la Fuenseca, el Olimpia y el Delicias en una subasta pública.
Quedaba el Coliseo San Andrés, que también es privado y que Cañuelo tenía alquilado. A día de hoy lo sigue siendo. Pero su ficha señala una posibilidad al Ayuntamiento: su expropiación para la ampliación del Parque de Orive. La ficha señala que por el Coliseo San Andrés se debe abrir un nuevo acceso que conecte Orive con esta zona del casco histórico. Pero esto es algo que tampoco se llevó a cabo.
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