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Juan Velasco

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“Con esto del confinamiento no hemos podido encontrar zambombas”, explica Prese partida de risa. Se ríe porque de eso va la cosa, de llenar de sonrisas y afecto las calles de Las Moreras, uno de los barrios más castigados por la marginalidad de la ciudad de Córdoba, y que este martes ha celebrado “una zambombá navideña sin zambombas”.

Tampoco es que hayan hecho falta. El tintineo de las botellas de anís, las panderetas, el cajón y la guitarra han hecho de orquesta vecinal en una actividad impulsada por las organizaciones Ariadna (Asociación de Familiares y Amigos de Drogodependientes), Cic Batá (Centro de Iniciativas para la Cooperación) y Asociación Andaluza de Barrios Ignorados, las tres que trabajan en el barrio, y por la vocalía juvenil de la asociación vecinal La Voz. Además, este martes han estado también miembros de la Universidad de Loyola, que dirige un proyecto de integración en esta zona.

El objetivo, según explicaba Prese, trabajadora de Ariadna, era mostrar “la otra cara del barrio” y reivindicar los parques y jardines de una zona que ha estado “revuelta últimamente”, desde que a mediados de septiembre se produjo un apuñalamiento en el barrio.

Y nada mejor para apaciguar los gritos que la música. El flamenco, en este caso. De eso se han encargado Javier Navarro tocando la guitarra, Gema Fernández, al cajón peruano, y la cantaora Nazaret Bailón.

Tampoco ha faltado la candela, una hoguera natural que, usada así, queda despojada de cualquier mirada inquisitiva. El fuego siempre unió en Navidad a quienes cantan desde el desamparo. Y de eso iba un poco un acto, convocado para regenerar los lazos colectivos de un barrio en el que hay que abordar necesidades de vivienda y empleo. Y en el que, como en el resto de la ciudad, faltaban muchos.

“Está medio barrio confinado”, explicaba Prese, que se lamentaba de que los periodistas se fueran justo cuando estaba empezando a calentarse el ambiente y cuando empezaba a llegar gente.

Al final, sonrisas debajo de las mascarillas y la ilusión por devolver la vida y los lazos comunitarios a un parque amplio y bonito, que muy a menudo está carente de actividad pública, y que representa la zona menos enladrillada de uno de los barrios con más trabajo social pendiente de Córdoba.

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