Hoy hablamos de LA MORCILLA PATATERA
Un embutido distinto, gustoso, de apariencia engañosa, de textura
untuosa. Un embutido poco conocido y como tal nos gusta utilizarlo en Blanco Enea. Sí, hablamos de la morcilla patatera. Parece chorizo y su sabor recuerda a chorizo, pero no lo es, es PA-TA-TE-RA.
Un producto al que le tengo cierto apego emocional ya que me recuerda a esos días de Navidad, fríos, muy fríos, sentada toda la familia alrededor de la candela de la “cocina vieja”, lugar dónde cocinaba mi bisabuela, cocinó mi abuela, mi madre, mis tíos y ahora nosotros, los chicuelos de la familia. Recuerdos de matanza, de bellotas asadas, de madrugón y aguardiente, de la cruz en la masa, de la prueba, de las bromas al tito Paco diciendole que el cochino estaba enfermo y ya nos
habíamos comido parte de las entrañas, del olor a tripa seca . Sí,
seguimos haciendo la matanza y nuestras morcillas patateras, chorizos, salchichones…
Empiezo a hablar del pueblo, de Valdeobispo, en Cáceres y me pierdo…
La morcilla patatera es un embutido hecho con la grasa del cerdo, un poco de magro, patata cocida, pimentón, ajo, y un poquito de vino blanco y en algunas familias cebolla. Normalmente
se presenta en forma de herradura. Embutido típico de
Extremadura, aunque en el norte de la provincia cordobesa, debido a su cercanía, también
podemos
encontrarla.
Ideal como tentempié para untar con pan caliente, con un par de huevos fritos, incluso con los garbanzos, con miel, con chocolate…. Otro día os presentaré una receta con este desconocido manjar.
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