#Héroes sin capa | Panadero a domicilio: “Hay quien me recibe con aplausos al llegar a su casa”
Juan José Bello lleva 21 años repartiendo pan a diario a los hogares cordobeses, un oficio que aprendió desde pequeño al acompañar a su padre en los repartos y que heredó años después. Ahora, con las medidas de confinamiento exigidas por la emergencia sanitaria y el aumento de los pedidos a domicilio, su labor como repartidor ha cobrado más valor que nunca.
“Se agradece que reconozcan tu trabajo, aunque sea el que siempre haces”, cuenta Juanjo, que no ha visto muy modificada su rutina. Mientras el coronavirus ha cambiado por completo el trabajo de muchos profesionales, el suyo sigue siendo el mismo que heredó de su padre a finales del siglo pasado, aunque las medidas de seguridad impiden que el trato con los clientes sea tan cercano como de costumbre.
Conscientes de ello, de los riesgos de contagio y del servicio tan esencial que presta Juanjo, los clientes, algunos de toda la vida, agradecen que vaya a sus domicilios. Así, todos los días se encuentra con “dibujos en algunos portales” e incluso con una familia que lo recibe con los mismos “aplausos” que en la tarde darán desde su balcón. Para Juanjo, esos gestos ayudan y animan a seguir trabajando, aunque los repartos ahora sean más estresantes y largos.
Entre esas muestras de ánimo y agradecimiento de sus clientes, también ha recibido la de algún transeúnte. “Un señor por la calle me dijo que yo si que era un auténtico héroe y que me lo tenían que reconocer”, explica Juanjo, satisfecho de que profesiones como la suya, esenciales y olvidadas, estén cobrando importancia.
Se nota que ya ha pasado un mes de estado de alarma
Que ya ha pasado un mes de estado de alarma es algo que Juanjo nota en todos los aspectos de su trabajo y de su vida. Al ver que todo sigue funcionando y que se está pudiendo hacer frente a la situación, él trabaja más seguro y tranquilo, su familia está menos preocupada por que él tenga que salir a la calle y los clientes han superado la incertidumbre de los primeros días y ahora compran más concienciados.
Los primeros días de alarma social hubo “más nerviosismo”, cuenta Juanjo. Como muchos negocios del sector de la alimentación, su empresa también sufrió la histeria colectiva y el miedo de los cordobeses. Así, esos días hubo pedidos más grandes y en algunos momentos se quedaron sin pan o tuvieron que reponer más que normalmente, pero “la gente ya se ha tranquilizado” y ha comprobado que él va a seguir haciendo los repartos como en los últimos 21 años.
Además, aunque Juanjo siga trabajando con respeto y tensión por intentar no cometer errores que lo pongan en riesgo a él, a su familia y a sus clientes, el mes que ya ha pasado ha servido para que todos se adapten. Así, tanto él como sus clientes intentan tocar el dinero lo menos posible, de forma que algunos pagan semanalmente y otros incluso le confían las cuentas por adelantado, algo bastante fácil teniendo en cuenta que muchos lo conocen desde que acompañaba de pequeño a su padre.
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