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Helicicultura: la ganadería que llegó para quedarse

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Carmen Reina

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La helicicultura, la cría intensiva del caracol en granjas, se ha convertido en un método alternativo en la ganadería y un nicho de emprendimiento en los últimos años, una práctica que se ha expandido desde el Centro de Investigación y Formación Agraria y Pesquera de Andalucía (IFAPA) en Hinojosa del Duque (Córdoba), que es centro de referencia en España y ha formado a decenas de emprendedores en este sector.

Desde allí se han visto crecer exponencialmente los criaderos de caracoles en toda Andalucía: de la única granja que existía en el año 2009 hasta las 180 que están registradas en la actualidad. Y es que en este centro se forma en la teórica y en la práctica a los ganaderos que quieren reconvertir su actividad o tener un complemento de renta con la cría de caracoles, una actividad que suma productividad para la viabilidad de muchas explotaciones agropecuarias.

Una formación, asesoramiento y transmisión de tecnología que traslada los conocimientos necesarios para la cría del caracol en granjas donde la alimentación y las condiciones climatológicas adecuadas son esenciales. Es necesaria “una temperatura óptima para ellos entre 15 y 25 grados y una humedad entre el 70% u 80%. Si no tiene esas condiciones, el caracol se aletarga”, explica el técnico en helicicultura del Ifapa, Francisco Borjas.

Los caracoles se disponen bien al aire libre en recintos donde los animales viven en un entorno de plantas apropiadas para su alimentación, con la conveniente humedad, o bien en criaderos intensivos de interior, donde se controlan mejor las condiciones de temperatura. En ambos casos, se supervisan las distintas fases de la reproducción, con el apareamiento y la puesta de sus huevos en tierra, donde nacerán los pequeños ejemplares.

Con esas condiciones óptimas, la producción de un criadero puede ser de un kilo de caracoles por metro cuadrado, una cantidad que se duplica si se consiguen dos puestas y reproducciones al año, coincidiendo con la primavera y el otoño. Luego, una alimentación basada en plantas forrajeras y un pienso rico en calcio para favorecer la generación de la concha del caracol, son la base de la cría de este molusco.

En Hinojosa del Duque ya llevan diez años trabajando sobre este particular tipo de ganadería y por allí han pasado más de un millar de alumnos que han extendido la helicicultura por toda Andalucía y otros territorios del país, para obtener este producto disponible a lo largo de todo el año. A paso lento pero seguro, la cría del caracol ha llegado para quedarse.

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