El Gobierno sigue sin decidir si El Cabril acogerá los residuos de las nucleares que apague
La falta de iniciativa legislativa y de una mayoría en el Congreso de los Diputados tiene paralizada una decisión del Gobierno fundamental para la provincia de Córdoba: ¿qué va a ser del cementerio nuclear de El Cabril? El Gobierno sigue sin decidir si envía a este almacén cordobés los residuos de media, baja y muy baja intensidad de las centrales nucleares que vaya apagando.
Este periódico se ha puesto en contacto con responsables de la central nuclear de Santa María de Garoña, en Burgos. Aunque se ha llegado a publicar que ya han salido camiones cargados de residuos (siempre de media intensidad) camino de El Cabril, tanto fuentes del comité de empresa como de Nuclenor, la propia compañía, lo niegan. Los residuos, de momento, se están guardando en un almacén temporal que se ha construido en la propia central. Los envíos a El Cabril son los habituales que hacen todas las centrales nucleares de España: el material de trabajo de los empleados, contaminado con radioactividad de baja intensidad, principalmente.
En agosto del año pasado, el Ministerio de Industria confirmó que El Cabril sería el destino de 4.000 toneladas de residuos radioactivos de media, baja y muy baja intensidad de la central nuclear de Santa María de Garoña. Fue entonces cuando se decidió apagar esta central. Sus residuos más peligrosos, el combustible, se quedarán en Burgos y no viajarán a Córdoba. El Gobierno tiene que decidir si construye o no un Almacén Temporal Centralizado (ATC) en el que enterrar todos estos residuos muy peligrosos de todas las centrales nucleares de España que vayan cesando su actividad. Se decidió en Villar de Cañas (Cuenca), pero el proyecto ni está redactado.
Garoña no es la única central nuclear que se desmantela en España, ni tampoco la única que acaba en El Cabril, que ya tiene experiencia. Los restos de baja y media intensidad de Vandellós I y José Cabrera ya están sepultados en las celdas de El Cabril.
Pero sí es la primera vez que el Gobierno duda y no aclara qué hará. En Burgos, los trabajadores esperan una decisión para empezar a desmontar la central nuclear. Mientras, el Gobierno se juega el futuro de El Cabril en el Congreso de los Diputados. Allí, el PSOE ha presentado una Proposición No de Ley para rechazar de plano que El Cabril siga creciendo. Los socialistas entienden que Andalucía ya ha cubierto su cuota de solidaridad en almacenar los residuos nucleares en España, y que ahora deben ser otros emplazamientos los elegidos.
La historia de El Cabril
El origen de El Cabril se remonta a la utilización, desde 1961, de una antigua mina de uranio para depositar residuos contaminados de radiactividad procedentes de las primeras investigaciones que con este tipo de material se empezaban a realizar en España. La publicación de la noticia de su existencia, en el año 1976, provocó, según narra el PSOE, “un gran impacto en la ciudadanía y generó un movimiento de rechazo y oposición a su propia existencia y a las condiciones en las que sé llevaba a cabo el tratamiento y almacenamiento de los residuos”.
Desde aquellos momentos han sido muchos los debates y diversas y variadas las decisiones adoptadas por el Parlamento andaluz y por distintas administraciones públicas, en relación con la regularización y legalización de las instalaciones existentes en el momento de su descubrimiento, con el carácter eventual o permanente de las mismas, con el tipo y la capacidad de misión de los elementos radiactivos que se podían almacenar, con la capacidad máxima de almacenamiento y con su clausura y cierre definitivo.
De hecho, la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento andaluz aprobó en 2006, por unanimidad de PA, IULV-CA, PP-A y PSOE-A, una PNL en la que se instaba al Consejo de Gobierno a que, en el ámbito de sus competencias, se opusiera a nuevas ampliaciones del centro de almacenamiento de residuos de baja y media actividad de El Cabril y a que rechazara cualquier pretensión por parte de Enresa de construir en Andalucía instalaciones para el almacenamiento de residuos de alta actividad.
La capacidad de almacenamiento de residuos de El Cabril está regulada por la Orden de la Dirección General de política Energética y Minas de 21 de octubre de 2001 que establece que la autorización que se otorga tendrá validez hasta que se complete el volumen disponible para el almacenamiento en las celdas existentes. Si la capacidad se completa, el titular tendrá que justificar la seguridad de la instalación y la protección radiológica del personal para, cuando esté todo el orden y autorizado, proceder a la clausura.
La capacidad de almacenamiento autorizada para el cementerio nuclear de El Cabril es, según detalla el PSOE, de 28 celdas, ya construidas, numeradas de la 1 a la 28, con una capacidad volumétrica de 100.000 metros cúbicos para residuos de media y baja actividad, y de cuatro celdas, numeradas como 29, 30, 31 y 32, con una capacidad volumétrica de 130.000 metros cúbicos, de las cuales solo está construida la 29, para residuos de muy baja actividad.
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