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La Fiscalía no reabrirá el caso del supuesto bebé robado en 1985

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Alfonso Alba

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El Ministerio Público rechaza reiniciar la causa pese a que un gemelo que exhumó el cadáver de su hermano se ha encontrado los restos de una niña de siete meses en su tumba

La Fiscalía Provincial de Córdoba no va a reabrir el caso del supuesto bebé robado en el hospital provincial en diciembre de 1985. El Ministerio Público archivó el asunto hace años, después de la denuncia de la familia. Ahora, no tiene intención de volver a investigar el asunto a pesar de que ayer trascendió una importante novedad en el caso: la familia exhumó la tumba en la que supuestamente reposaban los restos de un bebé de apenas 15 minutos de vida y lo que allí encontraron, según las pruebas posteriores de ADN, fueron los restos de una niña de siete meses.

En declaraciones a los periodistas, el fiscal jefe de Córdoba, José Antonio Martín Caro, ha asegurado que cuando se decidió el archivo del caso se habían realizado pruebas más que suficientes para ello. Además, agrega que prueba de ello fue que después tanto el Juzgado de Instrucción número 4 como la Audiencia Provincial ratificaron el archivo. Por eso, el responsable del Ministerio Público en Córdoba ha asegurado que no va a volver a reabrir el caso, a pesar de las importantes novedades que ha supuesto. “No hay ninguna razón para cambiar de criterio, no hay ningún motivo”, ha asegurado el fiscal jefe.

El caso archivado es el del hermano gemelo de Andrés Cepas Galiano. El 19 de diciembre de 1985 su madre dio a luz gemelos en el hospital provincial de Córdoba. Andrés vivió y al hermano gemelo, que una monja dice que bautizó con el nombre de Jesús, lo dieron por muerto. De hecho, la familia enterró en el cementerio cordobés de San Rafael el pequeño ataúd, que ha estado bajo tierra desde hace 27 años.

El 4 de septiembre de este año, el toxicólogo forense y genetista Jaume Buj dirigió una compleja operación de exhumación privada (la familia había intentado desde hacía años que fuese la justicia quien investigase su caso, pero por tres veces se lo archivaron) con un resultado asombroso. De los escasos restos que se conservaban en el interior del pequeño ataúd, Buj pudo sacar muestras de ADN que arrojaron un testimonio sorprendente: no sólo la genética no se correspondía en absoluto con la familia Cepas García Galiano, sino que lo que allí se enterró no fue a un niño, sino a una niña.

“Ahora, yo lo único que quiero es encontrar a mi hermano”, relata la hermana de los gemelos, diez años mayor María José Cepas, quien asegura que el día que conoció los resultados de las pruebas de ADN no podía dejar de llorar. “Estoy convencida de que no está en España, sino que está en el extranjero”, insiste, deseosa a la vez de que se divulgue la fotografía de su hermano Andrés para que alguien que pueda haberlo visto en algún sitio pueda ponerle sobre la pista.

María José no confía hoy día en la justicia. Tampoco después de que ahora tenga en su mano la prueba más definitiva de las que ha tenido nunca: que lo que entregaron a su familia no fue a su hermano sino a otra niña desconocida. Su familia ha visto cómo se ha archivado su caso tres veces. Primero fue la Fiscalía Provincial de Córdoba, que no vio elementos suficientes como para abrir una investigación. Después el titular del Juzgado de Instrucción número 4, el popular José Luis Rodríguez Laínz. La abogada de María José, Aurora Genovés, recurrió y la Audiencia Provincial volvió a archivar el caso al no hallar pruebas contundentes.

Antes de que le archivaran el caso, María José movió cielo y tierra para encontrar pruebas de que su hermano había sido robado. A su madre no le llegaron a entregar en el hospital provincial un parte de defunción de su hijo pequeño, pese a que en la Hoja de Aborto constaba que había muerto a los 15 minutos de nacer. Tampoco a pesar del testimonio de la monja que lo había bautizado con el nombre de Jesús, que aseguró que el pequeño murió a las dos horas de vida. La propia María José, que entonces tenía diez años, asegura que habló con la monja y lo que ésta le dijo: “Quédate tranquila que cuando tu hermano estaba tan malito lo lié en una toalla y lo llevé a que lo bautizaran. Luego murió”.

Desde el 5 de septiembre, y por una cuestión “muy personal”, María José ya no habla de su hermano Jesús sino de “José Ignacio Cepas García Galiano”. Su gemelo Andrés, que siempre creyó que estaba vivo, lo llama así. María José, que ahora cree en lo que siempre creyó su hermano, ha decidido que ya siempre lo llamará José Ignacio y que además lo va a encontrar.

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