Estafa 331.000 euros a un amigo y al ser descubierto le paga con cheques sin fondos
El acusado falsificó documentos oficiales para hacerle creer que realizaba los trámites para una gasolinera | Se inventó una demanda contra el banco y falseó hasta el sello del juzgado | Le reclaman ocho años
Tener amigos para esto. La sección segunda de la Audiencia Provincial celebrará hoy juicio contra un hombre acusado de sendos delitos de estafa y falsificación de documento oficial por los que se le reclama una pena conjunta de ocho años de prisión. Y es que esta persona convenció a un amigo para instalar una gasolinera que nunca existió en la localidad de Coria del Río y por la que la víctima desembolsó 331.000 euros.
Según consta en la calificación del Ministerio Fiscal, el acusado mantuvo a su socio inversor a base de falsificar todo tipo de documentos oficiales con los que se aseguraba que su amigo creía que se estaba ocupando de todos los trámites administrativos. De esta manera, el acusado, con la ayuda de terceras personas, se inventó el contrato de compra venta de la superficie en la que iba a instalarse la estación de servicio, así como los documentos sobre licencias de obras y permisos con el correspondiente membrete y apariencia del Ayuntamiento de Coria del Río.
Como quiera que el tiempo pasaba y de la gasolinera no se sabía nada, la víctima se puso en contacto con su contable y éste descubrió que no se había realizado ningún trámite. Al ser descubierto, y siempre según el escrito de acusación, el acusado se comprometió a devolver el dinero y, para ello, le entregó a su amigo seis pagarés que, llegado el momento, se demostró que no tenían fondos por lo que fueron devueltos por el banco.
Cuando se le pidieron explicaciones, lejos de reconocer los hechos el acusado simuló que había demandado al banco por el asunto de los pagarés, formalizó un escrito de denuncia, se inventó el nombre y la firma de una procuradora y para darle total veracidad a su relato, falsificó el sello del juzgado de Instrucción, número 7 de Córdoba, presentándole a su amigo la demanda.
Pese a todo, el amigo le denunció y hoy esta persona se sienta en el banquillo de los acusados con una petición de ocho años por un delito de estafa con la agravante de abuso de relaciones personales (la amistad), por el que se le reclaman cinco años, y otro delito continuado de falsificación en documento oficial por el que le piden tres años de cárcel.
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