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Los embalses cordobeses recuperan la mitad del agua perdida este verano tras dos días de intensas lluvias

Crecida del río Guadalquivir tras el temporal Elsa | TONI BLANCO

Alfonso Alba

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En apenas 48 horas de lluvias intensas han entrado en los embalses cordobeses la mitad del agua evacuada durante este verano, principalmente para el regadío, según el último parte de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG).

En concreto, desde que empezó el temporal de lluvias asociado a la borrasca Elsa en los embalses de la provincia de Córdoba han entrado prácticamente 220 hectómetros cúbicos en apenas 48 horas de lluvias intensas (aunque no históricas). La cantidad de agua recuperada es casi la mitad de la que ha salido entre los meses de junio y octubre.

En concreto, los embalses de la provincia de Córdoba llegaron al verano con 1.459,085 hectómetros cúbicos de agua en su interior. En octubre, la reserva bajo a un mínimo de la última década de solo 985 hectómetros cúbicos de agua. Tras las lluvias de otoño, la reserva se estabilizó en 1.031 hectómetros cúbicos. Sin embargo, estas 48 horas de lluvias intensas han dejado los embalses con 1.249 hectómetros cúbicos, prácticamente un incremento de 220 en apenas dos días.

Córdoba es una de las provincias con una mejor infraestructura hidráulica de toda España. De hecho, en la provincia hay pantanos suficientes para retener 3.411 hectómetros cúbicos de agua, casi cuatro veces más que toda el agua que se puede guardar en los embalses de Sevilla y casi tres veces más que la capacidad de la provincia de Jaén. Por eso es tan importante el nivel de sus embalses para toda la cuenca del Guadalquivir.

Por eso, aunque intensas, estas lluvias no son suficientes para calmar la sed de los pantanos. Los embalses de la provincia están al 37% de su capacidad total a finales de diciembre. Por estas fechas, según la media de la década, los embalses deberían estar al 61% de su capacidad. En 2018, cuando ya castigaba la sequía, los pantanos apenas llegaban al 50% de su capacidad en esta misma semana.

Es decir, para volver a la situación normal debería haber entrado prácticamente cinco veces la cantidad de agua que han aportado las lluvias asociadas a la borrasca Elsa.

La ciudad de Córdoba bebe de dos pantanos que son los que suministran los depósitos de Emacsa: el Guadalmellato y San Rafael de Navallana. El Guadalmellato a su vez surte un canal de riego a una zona especialmente rica para la agricultura: el Valle del Guadalquivir. La situación es complicada en San Rafael de Navallana y ha vuelto a ser aceptable en el Guadalmellato, uno de los embalses que más ha crecido tras las últimas lluvias. Esta presa está al 65%, con casi 100 hectómetros cúbicos. Navallana está al 35,22%, una situación normal. Cuando el Guadalmellato se llena su agua llega a San Rafael de Navallana, desde donde bebe la ciudad de Córdoba directamente. Entre ambos pantanos hay capacidad suficiente como para garantizar el consumo de la ciudad durante más de dos años.

Córdoba tiene dos embalses gigantescos: Iznájar y La Breña II. Son tan grandes que todo el agua embalsada en este temporal habría supuesto solo un 25% de su capacidad total. A pesar del temporal, la situación de La Breña II sigue siendo crítica, ya que se mantiene al 21% de su capacidad. Mientras, en Iznájar este embalse se encuentra al 37%. Lo normal es que ambos estuviesen por encima del 50%.

Así las cosas, los embalses necesitan mucha agua más para garantizar una campaña de regadío en el verano de 2020 similar a la del verano pasado. De lo contrario, los agricultores verán cómo se restringe la salida de agua hacia sus propiedades.

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