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Elia Baltazar: “La impunidad no nos deja saber por qué matan periodistas”

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Alfonso Alba

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La mexicana recoge el octavo premio internacional de Periodismo Julio Anguita Parrado en el Alcázar de los Reyes Cristianos de Córdoba

“Es la impunidad la que no nos deja saber quiénes y por qué matan y desaparecen periodistas”. Las palabras del discurso de Elia Baltazar, representante del colectivo mexicano de Periodistas en Pie, estallaron anoche en el salón de los Mosaicos del Alcázar de los Reyes Cristianos de Córdoba, poco después de recoger el octavo premio internacional de Periodismo Julio Anguita Parrado. La mexicana, en un extenso discurso, expuso la impunidad con la que en su país desaparecen y asesinan periodistas.

“Un ejemplo entre muchos. Hace 10 años, el 2 de abril de 2005, desapareció en el estado de Sonora, en el norte de México, Alfredo Jimenez Mota, un joven periodista de apenas 26 años, que había comenzado a reportar las operaciones de las bandas del narcotrafico en su región. El fue el primer periodista desparecido por razones claramente relacionadas con su trabajo. En su caso, hubo indicios suficientes que involucraban a narcotraficantes y autoridades, pero nada pasó. En una década las autoridades no han podido localizarlo ni encontrar a los responsables”, exponía la periodista. “Pero en Sonora no hay un premio que lleve su nombre, no hay autoridad que respalde su memoria, al menos por vergüenza, y acompañe el dolor de su familia. De mantener vivo su recuerdo se encarga cada año el periódico donde trabajaba. Y nadie más”.

Al margen de sus respectivos empleos, los integrantes de Periodistas de a Pie decidieron compaginar su trabajo, en medios de comunicación y otras actividades, con la defensa de los periodistas y para ello realizan campañas de denuncia sobre desapariciones y homicidios de informadores, actos de sensibilización sobre profesionales que han tenido que abandonar el país para preservar su vida y acompañan a periodistas que se desplazan a zonas especialmente peligrosas para reforzar su seguridad. A partir de 2010, incorporan a sus objetivos de trabajo la defensa de la libertad de expresión y del derecho a la información. Una de las integrantes más destacadas de este colectivo es Marcela Turatti, recientemente destacada por la organización Reporteros sin Fronteras, como una las diez mejores periodistas que desarrollan su actividad profesional en lugares de alto riesgo.

Anoche, en el salón de Mosaicos, Elia Baltazar aseguraba que “los periodistas mexicanos aprendimos hace mucho que nuestra seguridad sólo dependía de nosotros, y hemos asumido esa responsabilidad”. “Aquí, en Córdoba, una ciudad y sus periodistas nos enseñan que es posible arropar el nombre de un periodista asesinado, acompañar a su familia, rendirle homenaje con un premio y multiplicar su memoria al compartirlo con todos nosotros”, exponía, y agradecía el galardón.

“El gobierno mexicano admite que en México han sido asesinados 102 periodistas en los últimos 15 años, según sus cuentas, y ni se ruboriza. Ha sabido evadirse de la crítica internacional presumiendo leyes que federalizan los crímenes contra periodistas, mecanismo de protección que consumen recursos y no dan resultados”, condenó. “Eso sucede en México, donde la libertad de prensa, la información, la libertad de expresión no tienen garantía. Por eso los periodistas, en México y en cualquier país, tenemos que seguir salvando trampas: la demagogia, la censura, la corrupción, los intereses creados, los estrechísimos vínculos del poder y los empresarios de medios. Hay que revertir la impunidad, documentar los abusos de poder y la violencia de las fuerzas del Estado, cada vez más extendidas en distintos puntos del planeta. No es gratuito por ello que mueran cada vez más periodistas en escenarios de guerra. Son incómodos, siempre seremos incómodos”, dijo.

En el acto, también habló el representante de la familia y también portavoz del jurado, Julio Anguita, que dijo que “un día como el de hoy no es agradable de recordar para la familia”, el duodécimo aniversario del asesinato en Irak de su hijo, Julio Anguita Parrado, pero el dolor “está mitigado” por el homenaje del premio. Muy crítico también, Anguita insistió en que “los derechos humanos se violan en todas las partes del Planeta”. Así, recordó, que la vida se mantiene también “si uno puede comer todos los días y tiene un techo bajo el que dormir”. Anguita también habló en nombre del jurado y destacó la labor de los receptores del premio, “un colectivo organizado”, al tiempo que dijo que “hoy las respuestas tienen que ser colectivas. También que ”la vieja Europa que se cree que lo sabe todo tiene mucho que aprender de las actitudes que nos llegan de Iberoamérica“.

Por su parte, la secretaria del Sindicato de Periodistas de Andalucía (SPA), Lola Fernández, denunció las “injerencias económicas y políticas” que sufren los periodistas en el desarrollo de su trabajo y animó a “implicarse en la defensa del periodismo”. El rector de la Universidad de Córdoba, José Carlos Gómez Villamandos, subrayó el orgullo de la institución académica de acoger un premio como este e insistió tras escuchar el discurso de la premiada en que “la violencia nunca es el camino”.

El acto fue clausurado por el alcalde, José Antonio Nieto, que recordó la figura de Julio Anguita Parrado y los días que se sucedieron en el Ayuntamiento de Córdoba en abril de 2003 cuando se conoció su muerte. También destacó la figura de su madre, entonces concejala, Antonia Parrado. En su discurso, Nieto rechazó “la corrupción a la que sucumbe el periodismo” y que, aseguró, le impide desarrollar su labor. “Que Córdoba sea un ejemplo de esa lucha”, concluyó.

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