Los datos de violencia machista devuelven a Córdoba a niveles de hace 15 años

Dos de ellas se llamaban Piedad. Y tres de ellas vivían o habían vivido durante un tiempo en Iznájar antes de que sus parejas las asesinaran. La casualidad ha sido macabramente caprichosa este año en la provincia de Córdoba en lo que se refiere a la violencia machista. El peor año que se recuerda en una tierra que parecía vivir durante los últimos años un poco ajena al peor final posible de un drama que golpea demasiado, demasiado fuerte y demasiado frecuentemente.
La confirmación oficial, por parte del Gobierno de lo que muchos ya sospechaban -que el crimen cometido el pasado viernes 29 de noviembre en Iznájar, en el que falleció María, de 86 años, fue un caso de violencia machista-, ha sido la puntilla para un 2019 que pasará a los anales como un año negro para las mujeres en Córdoba, convertida en la cuarta provincia de España en número de asesinadas por sus parejas sentimentales, solo por detrás de núcleos de mucha mayor población, como Barcelona, Madrid o Alicante.
Si los números se detienen este miércoles, y ojalá así sea, Córdoba acabará el año como la provincia andaluza más damnificada por la violencia machista con cuatro muertes, las mismas que se produjeron en 2004, hasta ahora el año más violento desde que comenzó el registro oficial de víctimas.
En 2019 han sido Piedad, de 50 años, a la que mató a disparos su marido el 3 de junio en Iznájar; Ana Lucía, de 49 años, acuchillada presuntamente por su pareja el 14 de junio en el barrio de Valdeolleros, en Córdoba; Piedad Cruz, natural de Iznájar y asesinada a martillazos por su pareja -según confesó éste- en Rute a los 42 años; y María, una anciana asesinada a cuchilladas presuntamente por su marido de 93 años el pasado viernes 29 de noviembre, de nuevo en Iznájar.
En 2004, las víctimas mortales fueron Beatriz, de 19 años, apuñalada en Córdoba por su expareja; María Ángeles, de 76 años, asesinada a golpes por su marido en Priego de Córdoba; Laura, de 25 años, acuchillada por su marido en plena calle en Córdoba capital; y Alfonsa, de 35 años, asesinada a golpes en La Victoria por su marido.

Al igual que ahora, hace quince años Córdoba fue la provincia andaluza que registró más muertes por violencia machista y se colocó entre las más cruentas de toda la geografía nacional, siempre por detrás de Madrid, Barcelona y, en aquel año, de Valencia.
Más allá de estos dramáticos casos, Córdoba sigue sufriendo, y afortunadamente denunciando, la violencia que también se refleja en las conductas machistas, en las órdenes de protección, en las llamadas al teléfono 016 o en el millar de casos activos de violencia de género que mantienen abiertos las fuerzas de seguridad. Y en la sentencias contra los maltratadores.
La conjunción de todos estos indicadores son los que llevan a pensar que queda camino por recorrer para que la tónica sea siempre la de cero víctimas por violencia machista. Y, si la estadística de este año negro puede servir para algo, es precisamente para ser tomado como un ejemplo de que no se puede bajar la guardia en esta lucha si no se quiere retroceder quince años en menos de seis meses. Y también para que vuelva el consenso que existía desde hace 20 años, y que algunos han decidido romper de manera unilateral.
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