Los conocidos, los adversarios, los enemigos y los compañeros de partido
La frase es de Giulio Andreotti, el político italiano que lo fue todo desde el final de la II Guerra Mundial hasta antesdeayer: “En la vida hay amigos, conocidos, adversarios, enemigos y compañeros de partido”. Andreotti lo fue todo, y casi todo malo. Pero desde luego que dejó frases para la historia.
Estos días, la política nacional da un ejemplo de lo que son esos compañeros de partido, peores que “los enemigos a muerte”. “¡Al suelo, que vienen los nuestros!”, solía gritar un histórico dirigente socialista cordobés cada vez que observaba cómo se resolvían las cuitas internas en su partido. “¡Al suelo, que vienen los nuestros!”, se vuelve a escuchar estos días por Capitulares, por dos asuntos diferentes pero que tienen un único punto en común: la cercanía de las elecciones municipales.
No hace ni dos semanas que Ganemos ha aprobado en su numerosísima asamblea ciudadana (de las decenas de personas de antes de 2015 se ha recudido a algo más de una treintena) concurrir en las próximas elecciones municipales con todo lo que se mueva a la izquierda del PSOE. Siguiendo la senda marcada por Podemos e Izquierda Unida a nivel nacional y regional, Ganemos confluirá con IU en Córdoba. Pero no hace ni dos semanas que lo decidieron y en estos días Ganemos está llevando a cabo las mayores críticas de todo el mandato precisamente contra las delegaciones que controla el que fue candidato por IU y que es primer teniente de alcalde, Pedro García.
Este sábado tocó el Festival Río Mundi, la gran apuesta de García en el área de Turismo. El viernes fue Cosmos, donde Ganemos quiere pisar el acelerador e IU, que controla Urbanismo, prefiere atinar el paso y evitar que la Junta pueda acabar tumbando todo lo que haga ahora. Antes fueron los apartamentos turísticos.
Una vez decidida la confluencia, y aunque queda un año para las elecciones, Ganemos, Podemos, Equo e Izquierda Unida están iniciando ahora la madre de todas las negociaciones: quién será el número uno de una candidatura de “unidad popular”. Mientras estos días se desarrolla la fiesta del Partido Comunista de Andalucía, a la que acudirá Teresa Rodríguez junto a Alberto Garzón para demostrar que eso de la “unidad popular” y la confluencia va en serio, en la ciudad parece haberse desatado una guerra a pequeña escala.
Tanto Podemos como IU lo niegan en público y en privado, pero la corriente Anticapitalista que lidera Teresa Rodríguez (que ya registró la marca Marea Andaluza) tiene una tesis: no puede haber un candidato de esa confluencia a la izquierda del PSOE que haya gobernado con los socialistas. IU no piensa tolerar esa línea roja que dejaría en fuera de juego a casi todos sus cuadros andaluces con posibilidad de volver a gobernar. Y que supondría renunciar a encabezar la candidatura en la ciudad de Córdoba.
Los ataques a la gestión de Pedro García actualmente por parte de Ganemos no son gratuitos ni inocentes, sostienen las fuentes de la negociación consultadas por este periódico, que los circunscriben precisamente en esa estrategia.
IU insiste en que si hay un sitio donde tiene que encabezar la candidatura de las municipales es precisamente Córdoba. Y por muchas razones. La primera es que ha gobernado la ciudad durante más años que ningún otro partido. La segunda, que precisamente ha sido la formación con más gestión sobre sus hombros en estos cuatro últimos años. Y la tercera, porque consideran que su masa social, sus cuadros y hasta sus militantes son en la ciudad cordobesa mucho más numerosos que los de cualquier otra organización. En IU confían en obtener una mayoría en una futura asamblea, la mayoría que perdieron en 2014 cuando se intentaron sumar a Ganemos y donde no obtuvieron votos suficientes.
Compañeros en el PSOE
Donde tampoco bajan mansas las aguas es en las filas socialistas. El caso de la diplomatura de la alcaldesa, Isabel Ambrosio, ha sentado como una catástrofe en su equipo, que se devana los sesos en saber cómo ese currículum estaba ahí y quién ha podido ser el responsable de subirlo.
En una entrevista en este medio, la alcaldesa confesó algo que siempre ha dicho: que una de sus grandes frustraciones es precisamente no haber acabado sus estudios universitarios. Nunca ha dicho que es diplomada, ni en público ni en privado. En 2015, cuando prometió su cargo como alcaldesa subió a la web del Ayuntamiento un currículum en el no aparecía la diplomatura por ningún lado. Lo mismo ocurrió cuando fue parlamentaria. Por eso, extraña tanto que alguien en algún momento subiera esa diplomatura a su currículum en la página web oficial del PSOE.
Nadie se explica qué ha podido pasar. Al igual que nadie entiende que ese currículum siguiese ahí semanas después de que estallase el caso Cifuentes, cuando los asesores y políticos de toda España han comenzado a mirar con lupa qué dijeron, cómo lo dijeron y cuándo lo dijeron de su formación académica.
El cogobierno, por tanto, empieza a asumir que quizás los peores enemigos no son los que se sientan en la bancada de enfrente del Pleno, con los que apenas se disputan votos. Empieza a estar clara la frase de Andreotti. Y empieza a cundir el ejemplo. “¡Al suelo, que vienen los nuestros!”.
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