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Condenan a nueve años y cuatro meses de cárcel al hombre que intentó asesinar a su abogado

Guardia Civil, en el lugar en que ocurrieron los hechos | PATRICIA CACHINERO

Redacción Cordópolis

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La Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Córdoba ha condenado al hombre que intentó matar de un disparo a su abogado en Montoro a un total de nueve años y cuatro meses de cárcel. En concreto, los jueces consideran al acusado culpable de los delitos de asesinato en grado de tentativa y de obstrucción a la justicia, concurriendo en ambos la atenuante analógica de alteración psíquica y en el primero la de confesión. Por rl primer delito se le impone una pena de siete años y cuatro meses de cárcel. Por el segundo, dos años de cárcel y doce meses de multa (diez euros al día), así como, a la pena de prohibición de aproximación a menos de doscientos metros y de comunicación por cualquier medio respecto al abogado, Diego Notario, por tiempo de diecisiete años y cuatro meses.

El Colegio de Abogados de Córdoba (ICA-Córdoba) considera “técnicamente correcta” la sentencia. El decano, José Luis Garrido Giménez, quien asumió la dirección técnica por el Colegio de Abogados de Córdoba que ejerce una de las acusaciones en el proceso, ha manifestado esta mañana que “aunque respetamos la sentencia y consideramos que es correcta, disentimos de algunas cuestiones técnicas y, por ello, estamos valorando la posibilidad de recurrirla”. No obstante, Garrido ha mostrado su satisfacción a la condena recogida en la citada sentencia, en concepto de la responsabilidad civil dimanante de la infracción, referida a los perjuicios que a consecuencia de las lesiones padece la víctima, pues “entendemos que satisface las pretensiones de la parte”, ha asegurado el Decano.

Los jueces consideran probado que en abril de 2016 el procesado intentó matar a su abogado. Entre los años 2007 y 2011, el procesado recibió la asistencia del letrado en un procedimiento, en el que “surgieron discrepancias entre abogado y cliente derivadas de lo que el acusado, con un marcado carácter irascible, entendía como una inadecuada llevanza de su asunto por parte del letrado”. Como consecuencia de ello, el abogado renunció a su defensa en octubre de 2011, si bien antes de que finalizase 2011, ambos mantuvieron una entrevista en la que “el acusado llegó a decir repetidamente” al letrado: “Te vas a acordar de mí”.

En mayo de 2015, el procesado solicitó a través del Colegio de Abogados de Córdoba la entrega por parte del citado letrado de una documentación relacionada con el procedimiento anterior y que estaría en poder de este último, que depositó en el Colegio de Abogados un mes después, en junio de 2015.

Tras ello, el acusado supuestamente actuó “movido por el ánimo de acabar con la vida” del abogado “por entender que su actuación como letrado le había perjudicado en sus procedimientos judiciales, y en su convencimiento de que el origen de todos sus males estaba en la mala praxis de la generalidad de los abogados con los que había tratado como cliente”.

“Ideando un plan”

Según la acusación particular, presuntamente llevaba bastante tiempo pensando en acabar con su vida, así como “ideando un plan para llevarlo a cabo, de tal manera que le supusiera el menor coste posible, tanto en pena como económicamente”.

En este punto, precisa en su calificación que el procesado “ya fue denunciado y condenado por las amenazas efectuadas a los abogados que sucedieron en su defensa al afectado”.

De este modo, explica que “con anterioridad a los hechos, se deshizo de los bienes inmuebles que poseía para quedarse en estado de insolvencia”, a la vez que supuestamente ideó la forma en que la pena que le pudiera corresponder “se aminorase de la mayor manera posible; a saber, alegando un trastorno mental –inexistente– y una confesión de los hechos –también inexistente ante la multitud de testigos que lo vieron–”.

“Provisto de una escopeta”

En concreto, tanto el fiscal, como la acusación detallan que sobre las 8:30 del 19 de abril de 2016, “provisto de una escopeta”, acudió en su vehículo a una calle de Montoro y apostó su vehículo en las cercanías del despacho del abogado que se encontraba en dicha vía, “cuya ubicación conocía, pues había estado anteriormente en varias ocasiones”.

Así, indican que “estuvo esperando unos minutos”, a la espera de que el letrado acudiera a su despacho al ser primera hora de la mañana de un día laborable.

Efectivamente, sobre las 8:50, apareció en el lugar el abogado camino de su despacho con unos expedientes, “momento que aprovechó el acusado para salir de su vehículo con la escopeta cargada y abordarle” en la calle, “sorpresivamente, sin darle tiempo para reaccionar y encontrándose a unos diez metros de distancia”.

El procesado supuestamente disparó al letrado a la altura del tórax y abdomen izquierdos, lo que provocó que “cayera al suelo gravemente herido”, momento en el cual el acusado se dirigió nuevamente a su vehículo y “salió de forma apresurada de la zona” por una calle, para acceder a la autovía A-4 dirección Córdoba.

Según la acusación particular, “en el camino fue visto por varias personas como se alejaba en el coche”, mientras que la esposa del abogado, “al oír los disparos, salió de su casa en pijama y se encontró con su marido tendido en el suelo y rodeado de un charco de sangre”.

Contó los hechos a la Policía

Por su parte, el procesado se dirigió a la Comisaría de Policía Nacional en Campo Madre de Dios de Córdoba, donde “reconoció espontáneamente” a los agentes, según el fiscal, que “había disparado a un abogado minutos antes”, de modo que fue detenido y le intervinieron el vehículo y la escopeta utilizada, así como la ropa que llevaba en el momento. No obstante, momentos antes había sido identificado por agentes de la Guardia Civil el vehículo con el que había huido el acusado, así como su matrícula.

Como consecuencia del disparo, el letrado sufrió una herida penetrante con fracturas costales, entre otras, lo que requirió para su curación, exploración y valoración diez días de ingreso hospitalario con tratamiento de medicamentos y quirúrgico, a la vez que mantiene tratamiento rehabilitador desde entonces.

De forma estimativa, “el tiempo que debe tardar en sanar será al menos de 600 días, de los cuales 586 deben ser de pérdida temporal de calidad de vida moderada, y 14 días de pérdida temporal de la calidad de vida muy grave”, a lo que añaden que le quedan diversas secuelas, como un ‘bypass’, una lesión severa del nervio mediano a nivel del antebrazo izquierdo y perjuicio estético secundario a cicatrices traumáticas, entre otras.

De acuerdo a todo ello, el afectado sufrió “el estadillo esplénico y la disección humeral que produjo una hemorragia interna y externa que de no haber sido tratada con la celeridad suficiente, hubiera provocado un estado de ‘shock hipovolémico’ con grave riesgo para su vida”.

Las secuelas

Del examen del perito de la acusación, un médico especialista en psiquiatría y criminología, se determina que el letrado padece secuelas psíquicas, como “trastorno por estrés postraumático, trastorno distínico, personalidad compulsiva y trastornos del pensamiento”.

Y su esposa, según informe médico, presenta “trastorno por estrés postraumático, ansiedad o angustia y trastorno depresivo persistente”, todo ello por “haber vivenciado personalmente el hecho de encontrar a su marido tirado en el suelo tras sufrir un intento de asesinato y un charco de sangre”.

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