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A 'clavelazo' limpio para entrar de lleno en el mayo festivo

Batalla de las Flores 2018 | ÁLEX GALLEGOS

Carmen Reina

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Agolpados tras las vallas y la cinta divisoria del circuito, con las manos llenas de claveles y un ojo mirando a las nubes que el viento traía y llevaba. Y en tres, dos, uno... comienza la guerra a clavelazo limpio para decirle al mundo que Córdoba entra en su mes más festivo. Es la Batalla de las Flores, que como cada año ha congregado a varios miles de personas a lo largo del Paseo de la Victoria en una suerte de guerra que, paradójicamente, no es otra cosa que echarse flores los unos a los otros. Con más o menos intención, con más o menos tino.

Dos jinetes y sus caballos de la Policía Local abrían el cortejo, donde una banda de música hacía entonar a más de uno el Soy cordobés de Los de Sierra Morena y un tiro de cuatro caballos de Córdoba Ecuestre prologaba a las carrozas que emprenderían la verdadera batalla. Trece carrozas adornadas por la Federación de Peñas y con las alforjas llenas de los 90.000 claveles que son la munición de esta batalla.

Frente a ellos, el público y el palco de autoridades. Pero esta guerra de flores no entiende de cargos y aquí todo el mundo empuña el clavel, afina la puntería y lanza su dardo más florido. Un toma y daca ininterrumpido de flores (alguna se guardaba en la solapa), claveles de ida y vuelta entre cordobeses que muestran así que las fiestas que empezaron con la Cata del Vino y la romería de Santo Domingo cobran ahora más fuerza con las cruces y lo que queda por delante del mayo festivo.

Además, este año, la Batalla de las Flores le ha querido hacer un guiño especial a la candidatura de Medina Azahara para ser distinguida como Patrimonio Mundial por la Unesco. El cartel de la batalla ya mostraba ese apoyo, la Federación de Peñas como colectivo ya firmó el manifiesto de adhesiones de entidades y colectivos de la ciudad, y este domingo, un acto posterior a la batalla ha querido institucionalizar ese apoyo.

Un gesto entre idas y venidas de claveles, de sonrisas que dan la bienvenida a mayo con esta Batalla de las Flores que hunde sus raíces en la cultura popular de los antiguos juegos florales, donde se tiraban flores y se fraguó el dicho de “echarse flores”.

La historia dice que la primera Batalla de las Flores que se celebró en Córdoba data de 1915, luego se hizo algunos años en la década de los 30, también en los 40 y 50. Y, finalmente, la continuidad bajo la organización de la Federación de las Peñas se alcanzó a partir de 1988, ocupándose de su celebración en estos últimos 31 años.

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