La ciudad de los niños gladiadores
El domingo Arqueología Somos Todos enseñará a niños de hasta 12 años cómo era una escuela da gladios en la Córdoba romana
Tras haber instruido a un grupo de legionarios y haber enseñado los secretos de tocador de las matronas romanas, este domingo, 18 de mayo, la Ciudad de los Niños se transforma en un Ludus Gladiatorius.
A través de maquetas, ilustraciones y diverso material didáctico, los asistentes a este taller familiar podrán conocer quiénes eran los gladiadores, qué tipo de armamento poseían y cómo combatían entre ellos. Pero, aún más importante, podrán conocer cómo era el día a día de estos profesionales de la muerte, dónde vivían, qué comían y cómo se ejercitaban para mantenerse en forma, según han informado a través de una nota de prensa Arqueología Somos Todos, organizadores de la actividad.
Los más pequeños pasarán por las manos del Doctor Retiariorum más famoso de Colonia Patricia, que se convertirá en su entrenador y les impondrá diferentes pruebas. Tras ellas deberán hacer el juramento de los gladiadores y realizar una ofrenda a la diosa Némesis para que los proteja en su andadura.
Este taller se inserta en el programa Descubre la Córdoba romana, organizado por la Delegación de Patrimonio, Casco Histórico y Naturaleza del Ayuntamiento de Córdoba y desarrollado por el programa de cultura científica Arqueología somos todos del Grupo de Investigación Sísifo de la Universidad de Córdoba.
Con esta actividad didáctica se pretende dar a conocer uno de los edificios de espectáculos más importantes de la Córdoba romana: el anfiteatro. Los restos del coliseo cordobés fueron encontrados en 2001 bajo la antigua Facultad de Veterinaria (hoy Rectorado de la Universidad de Córdoba), en el barrio de Ciudad Jardín. Los estudios hasta ahora realizados lo sitúan como uno de los anfiteatros más grandes de todo el Imperio Romano, propio de una las capitales más populares y ricas de Hispania. Córdoba posee, además, la colección de epigrafía funeraria gladiatoria más numerosa después de Roma. Estas inscripciones aparecieron en el entorno de la calle Antonio Maura, tal vez, formando parte de un colegio funerario que velaba por los restos de sus miembros; muy cerca del lugar en el que muchos de ellos habrían perdido la vida.
La actividad es gratuita, y está dirigida a niños de entre 5 y 12 años.
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