La bata de cola o la ingravidez del flamenco
Inmaculada Aguilar imparte en el Festival de la Guitarra un curso sobre uno de los elementos más característicos del baile femenino al que cada vez se asoman más hombres
Es pesado. Caído. Parece complicado de mover. Es la bata de cola. Uno de los elementos del baile flamenco más característicos y protagonista del curso que este año está dando Inmaculada Aguilar dentro del Festival de la Guitarra de Córdoba. En un aula del teatro de la Axerquía ella y sus diez alumnos arrastran la tela por el suelo. Tras varias horas, todos sudan y cada paso cuesta.
Pero en cuanto comienza a sonar la guitarra, llega la ingravidez. Algo ocurre bajo las faldas, los volantes se elevan una y otra vez como si flotasen en el vacío. Un acorde, un zapateado y el tejido flota. “En el momento en el que te pones a trabajar no solo la técnica, sino movimiento, y además entra el cante y la guitarra, todo se convierte en una coreografía de verdad y todos los movimientos adquieren una mayor complicación”, explica Aguilar.
“Cuando inicio a mis alumnas en las clases les insisto mucho en que la bata debe de ir al compás”, continúa la bailaora y catedrática de Danza Española en el Conservatorio Profesional de Danza de Córdoba Luis del Río. Y ese compás del que habla lo marcan en buena medida las seis cuerdas sobre la caja de resonancia. “La guitarra debe de ser el soporte en el que nos movemos, gracias a ella nuestros movimiento adquieren mucho sentido; la guitarra es quien nos sujeta, nos controla, nos lleva, aunque el movimiento y la guitarra van tan unidos que no sabemos quién manda a quién. Y de todo ello, la bata es la guinda del pastel”.
La bata de cola es un elemento de mujer en el baile pero hay hombres que saben bailar con ella. “En algunos casos son profesores que tiene la obligación de conocer todos los elementos del baile de la mujer para poder enseñarlo; de la misma forma que las mujeres tenemos la obligación de conocer todos elementos masculinos como el bastón o la capa”, señala Aguilar.
Esta inquietud por los elementos que tradicionalmente le son ajenos a los bailaores por pura cuestión de género se está trasladando a los escenarios. “Cada vez hay más chicos que se atreven a introducir la bata como un elemento novedoso para ellos, también incluso en la danza contemporánea, dándole un sello flamenco al movimiento”, apunta Aurora Aguilar quien, no obstante, alerta de que “la bata puede convertirse en un trapo” si no se sabe usar bien.
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