Casi 30.000 cordobeses de más de 65 años viven solos
Casi cada semana, los servicios de emergencias tienen que entrar en una vivienda por la llamada de algún vecino o familiar. La persona que la habita, mayor y que vive sola, no responde a las llamadas. Muchas veces su cadáver lleva días e incluso semanas esperando a que alguien lo eche de menos. Es la cara más dramática de una situación cada día más habitual, que preocupa a los servicios sociales (hay está la popular Teleasistencia), pero de un fenómeno demográfico que no para de crecer.
Casi 30.000 cordobeses de más de 65 años viven solos. En concreto, son 29.166 las personas de más de 65 años que han decidido seguir viviendo solos en su casa de siempre. Los datos corresponden a la Encuesta Continua de Hogares (ECH) del Instituto Nacional de Estadística, que estudia la composición de los hogares y ofrece datos a uno de enero de cada año. Han sido aportados al diputado socialista Antonio Hurtado a preguntas al Gobierno. Sin embargo, no hay una estadística concreta del número de mayores que viven solos.
Este es un fenómeno hasta ahora desconocido en el Sur de Europa, pero muy habitual en los países del Norte. En los países nórdicos o en Alemania, la quinta parte de la población vive en hogares de un solo miembro y entre el 12 y el 14% de esos habitantes solitarios tienen más de 65 años. Es decir, el 3,64% del total de la población cordobesa.
En cuanto al número global de cordobeses que viven solos, según el INE son 70.235 personas. Es decir, cerca de un 9% de la población, muy lejos aún del 20% de los países centroeuropeos.
La gran mayoría de las personas que viven solas son mujeres. Muchas, tras quedarse viudas decidieron seguir en su casa de toda la vida. La mayoría incluso tienen hijos. En torno a un 60% del total, según la encuesta del INE. Los hombres mayores de 65 años que viven solos apenas llegan a los 8.000 frente a un total de casi 30.000.
Mayores también en exclusión social
Esta distinción entre hogares unipersonales es clave desde el punto de vista del riesgo de pobreza o exclusión social. Así, en la UE-28, cerca del 40% de las personas menores de 65 años que viven solas se encuentra en riesgo de pobreza o exclusión social, mientras que entre las personas de 65 o más años en la misma situación el porcentaje cae al 26%. En España, esta diferencia es incluso más pronunciada. Aproximadamente uno de cada ocho (12%) individuos de 65 años o más que vive en un hogar unipersonal está en riesgo de pobreza o exclusión social, frente al 35% entre las personas de menos de 65 años que viven solas.
Un factor diferencial que también refleja este mismo estudio entre ambos tipos de hogares unipersonales reside en la carga del coste de la vivienda sobre el total de la renta disponible. En los hogares unipersonales españoles de menores de 65 años, esa carga asciende a un 32% del total de la renta disponible (en la UE-28, el porcentaje correspondiente es cuatro puntos superior). Sin embargo, el coste de la vivienda en hogares unipersonales encabezados por individuos de 65 o más años no llega al 20% (en la UE-28, 10 puntos más alto).
Funcas constata que los datos de la Encuesta de Presupuestos Familiares (EPF) de 2016, recientemente publicados por el INE, permiten observar asimismo la disparidad entre ambos tipos de hogares unipersonales atendiendo al gasto. El gasto medio por persona sigue siendo más elevado en los hogares unipersonales de individuos menores de 65 años que en los encabezados por mayores, pero desde 2008 se aprecia una convergencia entre ambos. Y es que mientras el gasto medio de los primeros ha ido decreciendo, en los segundos aumentó entre 2006 y 2012, se estabilizó entre 2013 y 2015 y comenzó a subir de nuevo en 2016. De acuerdo con los resultados de la EPF, en 2016 el gasto de un hogar unipersonal encabezado por un menor de 65 años apenas era 1.000 euros superior al de un hogar de una sola persona de 65 o más años.
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