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Ponga un CHO en su vida

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José Carlos León

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¿Qué coño es un CHO? No, no es una errata ni una broma. Son las siglas de Chief Happiness Officer, lo que podría traducirse como Director de Felicidad, un puesto que está ganando cada vez más peso en las grandes empresas, las mismas que ahora se están dando cuenta de cuál es su principal valor: las personas.

Durante años las únicas siglas que sonaban en las oficinas de las grandes (y pequeñas corporaciones) eran los ROI, los KPI y todas las que tuvieran que ver con números y beneficios. Cuando lo importante es el dinero y los resultados, las personas pasan a un segundo plano. Eso sucedió durante las vacas gordas, cuando los billetes parecían caídos del cielo, y también en la crisis de la pasada década, cuando las balas del desastre pasaban silbando y el único objetivo de las empresas era que la próxima no fuera la que acabara con ellas.

El problema es que cuando la tormenta escampó y las compañías pudieron al fin salir de los agujeros en los que permanecieron agazapadas, se dieron cuenta de que la guerra había dejado muchos cadáveres sobre el terreno, y los que seguían vivos estaban tocados, con heridas que iban más allá de lo económico, a lo emocional.

En el esbozo de recuperación económica del pasado lustro ya empezó a haber pistas de que lo más importante para las empresas no eran los números ni las cuentas, sino las personas. Quizás había llegado el momento de que los planes estratégicos y los balances no estuvieran tan orientados hacia los resultados, sino hacia las personas.

Porque el caso es que la Universidad de Warwick (Reino Unido) demostró que los trabajadores felices son hasta un 43% más productivos, la consultora Gallup confirmó que la fidelidad de los trabajadores aumenta hasta un 44% cuando el clima laboral es óptimo, los estudios de Shawn Anchor indicaron que un equipo de ventas feliz sube sus resultados un 37%, o que las opiniones positivas de los clientes aumentan hasta un 10% cuando los trabajadores están contentos en sus puestos de trabajo. Es decir, tener gente feliz en tu empresa no sólo es bueno por sí mismo, sino que es rentable.

Pues de eso se encarga el CHO, una evolución respecto al director de recursos humanos que va más allá de la selección de personal. Su tarea es “que mis compañeros de trabajo estén a gusto las 8 horas que pasan en la oficina. Es decir, que su día a día en la empresa sea lo más llevadero posible. Que de lunes a miércoles, tengan las mismas ganas de venir a trabajar que los jueves y los viernes”, dice Paula de Bueren, la directora de felicidad de Turijobs, que junto a Mahou y otras empresas se ha sumado a la corriente CHO.

Porque nadie se quiere ir de un sitio en el que está contento, lo que de por sí aumenta el compromiso, la productividad, retiene el talento y reduce la rotación de personal, uno de los mayores enemigos de eso que se ha venido a llamar “cultura de empresa”. Y ahí la felicidad, como desarrollamos en nuestro proyecto TIWA, es fundamental.

“No es una moda, es una estrategia”, apunta Manu Romero, uno de los pioneros en desarrollar la figura del CHO en España, porque la tarea de un gestor de felicidad va más allá de las frases de sobrecillo de azúcar y la filosofía facilona de Mr. Wonderful. Aspectos como la flexibilidad de horarios, la diversidad de tareas, el planteamiento de objetivos desafiantes y, sobre todo, la posibilidad de crecer tanto personal como profesionalmente son los grandes ingredientes de un plan de felicidad en el trabajo, basado en la comunicación, la escucha, el reconocimiento y la generación de unas sólidas relaciones interpersonales entre los miembros de un equipo.

Tanto es así que en los últimos años se ha desarrollado el concepto de Experiencia del Trabajador, una evolución de la Experiencia del Cliente que muchas compañías utilizaban para analizar el tránsito del consumidor desde que antes incluso de entrar en contacto con la empresa hasta que disfruta del producto. Porque nuestra expectativa cuando llegamos a una empresa empieza a generarse mucho antes del primer día de trabajo, y la experiencia que vivimos en el día a día y nuestro bienestar como empleados impacta directamente en nuestra productividad y, por tanto, en la rentabilidad de la empresa. Parece frío, pero nada más lejos de la realidad: mientras más felices seamos, mejor para todos. Quizás por eso, sea cual sea el tamaño de tu empresa, puede que haya llegado el momento de que pongas un CHO en tu vida.

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