Crecí en los 70 bajo la influencia de la Señorita Pepis, un set de maquillaje para niñas del que arranca un amor interminable por el rojo de labios y el khol enmarcando la mirada. Las tendencias y la moda, la cosmética y el sublime arte del perfume me interesan con una pasión que solamente los adictos sabemos reconocer. Y sí, somos cientos de miles de personas -por cierto, muy distintas en edad y características sociales- para quienes la moda es una motivación, un bálsamo, un acicate, un exquisito pasatiempo. Ahora que Internet y las redes sociales han incendiado el mundo con la revolución fashionista, por qué no echar más leña al fuego desde las páginas de CORDÓPOLIS.
Al fresco
No quiero ponerme apocalíptica, pero algo tan natural y gratuito como disfrutar del fresco, nuestro andaluz fresquito al pie del jazmín, el pozo y el limonero, es un bien cada vez más escaso por culpa de los ataques al clima y a la madre Tierra.
Si su caricia falta es insustituible. Porque no se trata de bajar la temperatura con artificios y tecnologías, sino del disfrute del frescor al aire libre en determinadas estaciones.
Hay motivos para creer que nos robaron estar al fresco. A la vista está el dragón del calor extremo que enfoca sus fauces al abrasado sur con memorables picos térmicos a finales de abril.
En este trance, la imaginación huye hacia los campos semánticos de la frescura: la granizada de limón, el césped recién cortado, la sandía y níspero, el melón y la hoja de higuera, la humedad estival que destilan los gruesos muros de una casa de pueblo, salpicarse a discreción de colonias cítricas, herbales, acuáticas.
Lo más sencillo para recrear el fresco es acudir a los armarios: ropa adecuada y fragancias frescas y vigorizantes que despejan la mente. Me centraré en lo segundo y en algunas de mis preferidas como la intemporal y excelente compra Agua de Colonia Concentrada de Álvarez Gómez, Blu Mediterraneo de Aqua di Parma, la colección Bienestar de Roger & Gallet, el abanico fresco de 4711, la nueva agua de perfume de Loewe Anthesis, las clásicas Dior Escale à Portofino y Concentré d´Orange Verte de Hermès y Citrus Bigarade de Creed.
Sé que recurrir al arte del perfume es evasión, alivio, divertimento… frente al vuelo rasante del dragón. Pues nada vital, ni nada de la humanidad como el clima, la sequía, la justa administración global de los recursos naturales, debería traer al fresco, sino ser lo primero, a todas horas y en todas partes.
Nota: Las menciones a marcas y productos no llevan aparejada ninguna contraprestación
Sobre este blog
Crecí en los 70 bajo la influencia de la Señorita Pepis, un set de maquillaje para niñas del que arranca un amor interminable por el rojo de labios y el khol enmarcando la mirada. Las tendencias y la moda, la cosmética y el sublime arte del perfume me interesan con una pasión que solamente los adictos sabemos reconocer. Y sí, somos cientos de miles de personas -por cierto, muy distintas en edad y características sociales- para quienes la moda es una motivación, un bálsamo, un acicate, un exquisito pasatiempo. Ahora que Internet y las redes sociales han incendiado el mundo con la revolución fashionista, por qué no echar más leña al fuego desde las páginas de CORDÓPOLIS.
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