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Un limón, medio limón

Enrique Merino

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Son ya dos meses lo que llevo escribiendo semanalmente este blog, y ciertamente estoy encantado. Seguro que muchos de los temas sobre los que he hablado os resultarán familiares, y en otros no estaréis para nada de acuerdo. Es normal, gracias a Dios no todos pensamos igual. Ahí reside la maravilla del ser humano. Pero hay asuntos fundamentales para los empresarios, y muchos de ellos son universales. Aquí en Córdoba, en Cuenca, en San Francisco o en Pekín se repiten factores que determinan el éxito empresarial.

Muchas veces, por más que los analizamos e intentamos aplicárnoslos, no conseguimos llegar a la misma meta. Pero están ahí, creedme. Conseguir detectarlos y ver su valor dentro del proyecto global es probablemente lo que separa penas y alegrías.

He leído y releído las historias de muchos empresarios, de qué hicieron y cómo lo hicieron para llegar a donde han llegado con sus proyectos. Algunos tomaron decisiones arriesgadas que otros no se atrevieron, otros fueron visionarios en un sector especifico, y así hasta un sinfín de situaciones diferentes. Pero en casi todos, y salvando alguna excepción (que ya os veo venir), había una particularidad que se repetía. Cada uno, independientemente del lugar del mundo donde estuviera, el sector de la empresa, y la “travesía” que hubiera tenido que llevar a cabo para alcanzar ese estado de éxito empresarial, todos tenían un aspecto en común: a su lado había una gran persona que les apoyaba.

Sí, así es, grandes profesionales y empresarios (y empresarias, ¡ojo!) han tenido siempre a su lado a una pareja que ha entendido su trabajo, lo ha apoyado y ayudado en sus momentos mas difíciles, y se ha volcado en que todo a su alrededor fuera de la mejor forma posible, y tuviera el entorno más óptimo familiarmente para que pudiera conseguir su objetivo.

Yo lo he vivido en primera persona, y atravesar por momentos delicados profesionalmente, sabiendo que a tu lado tienes a alguien que te apoya, confía en ti y te da lo mejor de sí para que sientas ese confort de saber que lo estas intentando por todos los medios, que no te rindes y que sigues luchando por conseguirlo. Eso no tiene precio (como decía el anuncio).

Por eso esta entrada de hoy se titula “Un limón, medio limón”, porque al final necesitamos tener a una mitad que nos complemente y nos haga sentirnos completos. Lo de la media naranja me parecía ya muy cursi, y como aún así ya se que más de uno va a decir “mira el ñoñas este”, pues el limón me gustaba mas. Pero, además, el titulo está sacado de una canción de la que muchos ya ni se acordarán, pero que en su momento se hizo conocida. El gran Juan Antonio Canta, cantautor cordobés que tristemente se quitó la vida en 1996, compuso esta canción que a una generación marcó. Pero no lo recuerdo solo por eso, sino por una frase suya que leí una vez y me encantó: “Lo importante no es si ganas o pierdes, lo importante es que no pierdas las ganas”. Y os puedo asegurar que no he perdido nunca las ganas de seguir intentándolo, pero sobre todo porque tengo a mi lado a una persona que no para de animarme, de decirme que siga, de apoyarme y aconsejarme. Y así la vida es mejor.

Hoy, y con el permiso de los “supertacañones”, va dedicada esta entrada a mi mujer, Laura. Veréis, os puedo asegurar que no estaría donde estoy ahora si no es por ella. Y no estoy en ninguna situación más favorable que la de cualquiera de vosotros. Madrugo mucho, trabajo incansablemente, pago impuestos (tela), me peleo con los impagados, me enfado por perder a un cliente y un largo etcétera. Pero, entre todo eso, recibo una llamada suya preguntándome cómo va el día. Un mensaje para saber si voy a ir a comer o si puedo recoger a las niñas en el cole. Saber que si llego a casa tarde, cabreado por algo, ella está ahí para decirme “no te preocupes, tú lo has intentado y lo has hecho lo mejor que has podido, si no puede ser, ya será otro”. Y así yo recargo batería a tope.

Y no es fácil. En mi caso, ella brega a diario con las niñas: cole, actividades extraescolares, cumpleaños (esto es un tema, vaya agenda social), más sus cosas de trabajo. Y aun con todo esto, ahí está para apoyarme.

No sé qué me deparará el futuro, pero con ella a mi lado me atrevo con todo. Por eso os animo a que reflexionéis y miréis a vuestro lado, y quien sea ese medio limón va determinar muy mucho vuestro camino, os lo aseguro. No todos podemos llegar a alcanzar el éxito de grandes profesionales, aunque a veces me pregunto si mi éxito no está ya alcanzado teniéndola a ella a mi lado. Y tú, ¿lo has pensado? Porque, recuerda, lo importante es “no perder las ganas”

Dedicado a todas esas mujeres que día tras día son el pilar fundamental de familias enteras. Sin ellas, nada sería igual. En especial a Laura, “mi fiel compañera, la que está conmigo, la que me aconseja. La que día tras día de ausencia, me espera”.

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