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Contrátate a ti mismo

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Enrique Merino

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Siguiendo los títulos de las últimas entradas, ésta me la propuso mi gran amigo Maxi Doval, gran empresario de la hostelería (y pedazo de chef) que desde hace unos años regenta junto a su mujer un maravilloso establecimiento en Villaharta. Maxi, en su ajetreo constante, me mandó un audio que guardo celosamente por si en un futuro puedo enseñarlo. Un audio de 3 minutos con el que no paré de reírme ante la situación que me estaba contando. De ahí surge la idea.

Hay un aspecto crucial que nos ocurre cuando montamos una empresa. Y que toma mayor importancia cuando tenemos equipo dentro de la misma. Seguramente muchos de vosotros ni os hayáis percatado, pero lo vivís a diario y no os habéis parado a pensarlo y meditarlo para poner remedio.

Cuando iniciamos un proyecto hacemos de todo, eso es lógico. Estamos en el inicio del proyecto, la reducción de costes es fundamental, hay todo tipo de trabajos de los que encargarse y estamos al “quite” de lo que sea y para lo que sea. Pero cuando el proyecto empresarial empieza a crecer, o por las circunstancias del negocio ya se inicia con personal, hemos de ser conscientes de que tenemos que delegar. Pero lo que es más importante aún, el tiempo de cada uno de los miembros del equipo debe ser invertido en las facetas que mejor sepa desempeñar, incluido tú.

¿Y esto qué quiere decir? Pues muy sencillo. Si tú no eres bueno haciendo una tarea, eres más lento, eres mejor haciendo otras o, sobre todo, eres más productivo para el negocio en otras partes del día a día de la empresa, todo el tiempo que dediques donde no debes es improductividad que estás generando para tu empresa. Por eso, contrátate a ti mismo.

Asume unas responsabilidades concretas y específicas, una dedicación a una parte del negocio que es a la que debes sacar la mayor productividad. Si no, corres el riesgo de que, como la empresa es tuya, te preocupes por facetas que o bien no te competen o bien (incluso ambas a la vez) no haces de la mejor forma, pero como nadie lo hace, pues lo haces tú. Esto no significa que por ser el jefe no trabajes o dejes de hacer cosas que el resto del equipo sí. Ejemplo: como tú eres el jefe no pones los cafés. Como eres el jefe no coges el cepillo de barrer. A ver, no seamos extremistas. Me refiero al día a día de verdad de la empresa.

Como otras veces, uso mi caso concreto. En una presentación de un cliente, en el que tenemos que montarla, por ejemplo, hay que colocar 100 sillas con sus fundas para dejarlo listo para cuando lleguen los invitados. ¿Coloco yo sillas? Por supuesto, soy el primero que estoy ahí. Pero, ¿se me da a mí bien hacer las fotos? No, esa no es mi función. ¿Tengo gusto para decorar el lugar? No. ¿Soy el más indicado para realizar un diseño? No.

Al final, todo el tiempo que dediquemos a lo que no debemos, seguramente no lo haremos ni bien, ni como queremos. Como decía, no confundamos la lucha de “ego” por nuestro liderazgo frente a acciones. Es solo saber encontrar dónde somos mejores para nuestra empresa, y ahí dedicar todos nuestros esfuerzos.

El amigo Maxi me ponía un ejemplo muy concreto. En su vorágine diaria de gestión de su negocio, se encontraba que había tenido que dejar de hacer sus funciones principales para acudir “al rescate” en tareas que él no tenía previstas, y entre risas comentábamos que algo no estaba haciendo bien si él tenia que dejar su puesto de trabajo para solventar esa situación. Y es de donde salía esta reflexión: contrátate a ti mismo, así sabrás cuales son tus funciones y en las que debes ser el mejor, al igual que cualquier otro miembro del equipo de la empresa. Así, aquellas otras situaciones que surjan y que requieran realizarse que no sean las tuyas propias de tu puesto, la empresa deberá organizar su realización de la mejor forma posible, y no que el “jefe” las asuma por ser eso, el “jefe”.

Ya que un día es un día, pero si se convierte en rutina, puede ser que empieces a meter en esa rutina tareas que no te competen, que lo que estés haciendo sea tapar agujeros y no lo adviertas. Entonces estarás siendo improductivo para tu empresa pues no estarás dedicando tu tiempo a lo que mejor se te da. Porque dudo mucho que hayas montado una empresa para ser el multiusos de la misma: la montaste porque eras bueno en ese sector.

Así que recuérdalo, contrátate a ti mismo. Tus funciones en tu empresa son claves, pero en las que eres bueno son cruciales.

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